Ethan
Hunt sigue en plena forma
Cuarta entrega de la saga de espionaje que
versiona la popular serie de televisión de los años 60 y que está producida y
protagonizada (por el momento) por Tom Cruise.
No se le puede atacar a Cruise, pues en cada
entrega ha buscado un director capaz de aplicar sus ideas y/o conceptos a esta
saga, dándole una patina de cierto cine de acción de “autor”. La primera
entrega estuvo dirigida por un juguetón Brian de Palma quien impuso su pulso
narrativo en secuencias de suspense tan míticas como la infiltración en la
base; la segunda corrió a cargo del maestro de cine de acción hongkonés John
Woo quien coreografió secuencias de acción como si escenas de baile fueran (con
sus palomas, of course) además de (intentar) colocar una historia de amor
profunda y situar las fallas de valencia en Sevilla…En la tercera entrega entra
J.J.Abrams, gurú de la nueva televisión (Felicity, Alias, Lost, Fringe) quien
introduce su narrativa heredada de la ya comentada TV ( en especial, su serie
de espionaje Alias) con un mítico villano (Philip Seymour Hoffman) y nuevos
personajes en el equipo como Simon Pegg. La cuarta entrega, en una decisión tan
arriesgada como acertada, está en manos de Brad Bird, director de tres obras
maestras del cine de animación (El gigante de hierro, los increíbles,
Rataotouille) con Abrams y Cruise como productores de nuevo.
Bird aporta su concepto de cine exportado de
su experiencia en films animados, aplica las reglas del cine de animación al
cine de imagen real, creando excelentes momentos o grandes set pieces de acción. Algunas de ellas se sitúan
entre las mejores de la saga.
Cruise está confinado en una prisión rusa
debido a un problema personal no conocido y es puesto en libertad por un equipo
formado por Paula Patton y Simon Pegg. Tras una trampa en el Kremlin (donde
habían entrado en busca de unos documentos con códigos para armar un
lanzamiento nuclear) el edificio ruso sufre un ataque y el equipo de Hunt es
culpado de él; se activa el protocolo fantasma por lo que la identidad y útiles
del equipo queda anulada y deben hacer frente, con la ayuda de un analista
misterioso ( Jeremy Renner, ¿sucesor de Cruise en la saga?) a un megalómano
sueco ( Michael Nquist, en plan Dr.No) antes de que produzca una nueva guerra
entre Rusia y Estados Unidos.
La trama parece deudora de cualquier film de
James Bond ( al igual que su villano, lo peor del film y no debido a la
actuación de Nquist, quien tiene una gran presencia física, sino debido a su
corto y desdibujada descripción) aunque que conste que nos encontramos con el
mejor cine de acción y espionaje moderno desde que Martin Campbell le insuflara
energía a 007 con su Casino Royale.
Los nuevos personajes están bien integrados
en la trama, como Paula Patton y su historia de amor de espías con un excelente
Josh Holloway; más presencia de Simon Pegg como contrapunto cómico y sustituto
de Ving Rhames ,con una buena química con Cruise y una aún mejor con Jeremmy
Renner, auténtica revelación del film ( y potencial relevo de Cruise; otra saga
más a unir junto con los Vengadores y el reboot/secuela de Bourne). Cruise por
su parte está excelente otra vez en su papel, aquí con una aura más dramática (
la historia con su esposa, a la que se le quiere dar más profundidad y
humanidad al personaje, en la línea de la agente Bristow de Alias).
El ritmo del film es endiablado, gracias al
buen hacer de Bird y su montador Paul Hirtch ( el imperio contrataca): desde el
inicio en Budapest y la posterior trampa en el Kremlin pasando por la
maravillosa, en todo su conjunto, trama en Dubai: con esa ya mítica secuencia
de Cruise colgándose por el hotel, la pelea de féminas entre Patton y Ledoux
(la cual luce palmito y poco más) o esa persecución primero a pie y luego en
coche dentro de una tormenta de arena conforman alguna de las mejores
secuencias de la saga. Asimismo apuntar la escena de infiltración (que tanto
homenajea como “parodia” la secuencia del primer film de De Palma, en una
mezcla excelente de acción y humor, como bien trabajó Bird en los increíbles.La escena final ( que bebe tanto de la escena de las puertas de Monstruos SA como de la pelea entre el propio Cruise y Collin Farrell en la fábrica de coches de Minority Report) es algo desigual debido a la excelencia y ritmo de las anteriores set-pieces.
También destacar el acompañamiento sonoro de
Michael Giaccino.
Podríamos ver esta nueva entrega tanto como
un homenaje a los anteriores films como el inicio de una nueva saga: de la
primera esa trama de espionaje y traiciones, las escenas de acción algo más
físicas de la segunda así como la narración sin puntos muertos de la tercera.
Un excelente debut de Bird en el cine de
imagen real ( este hombre con un guión profundo aspira a grandes cosas) así
como una de las mejores entregas de la saga.
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