El
problema de una cinta como a fantastic fear of everything, debut en
la dirección de Crispian Mills y Chris Hopewell, es la multitud de
géneros o temáticas que quiere tocar en sus cien minutos de
duración: es una comedia negra, una cinta con toques terroríficos
con homenajes a clásicos del thriller con psicópata, un relato
sobre la dificultad de un escritor por cambiar de género y a la vez
una obsesión por una temática que absorbe al artista, la
descripción de una mente ( o dos ) perturbada por un trauma
infantil,humor negro/absurdo/irónico, toca el cine de animación en varias de sus vertientes (
cine a de animación clásico, como su bello y a la vez tétrico
títulos de crédito; animación stop-motion en la recreación del
cuento de Harold el puercoespín…).
Tenemos
como protagonista a Jack ( un inmenso Simon Pegg, protagonista
absoluto del relato,a sí como productor de la cinta ), un escritor
que ha tenido éxito con cuentos infantiles y busca cambiar de
registro escribiendo guiones para una serie de televisión basada en
asesinos en serie inspirados en la época dorada de tales individuos,
como fue la Inglaterra del siglo XIX. Pero en su búsqueda de
información Jack comenzará a ser altamente paranoico evitando salir
de su piso, donde siempre está en ropa interior y armado con un
cuchillo, sin apenas dormir. A demás conoceremos un trauma
infantil, el cual le impide visitar a una lavandería, a la cual debe
de ir pues por una serie de infortunios se ha quedado sin ropa y solo
hay un extraño editor americano que está interesado en su nuevo
guión; allí será capturado por un extraño maniaco que vive en el
sótano de dicho establecimiento….
Con un
protagonismo absoluto de un gran Simon Pegg, el cual creo que nunca
cae en la sobreactuación aunque momentos para ello tiene, el cual
está en prácticamente en todos los planos de la película.
También productor ejecutivo de la cinta, a su mayor gloria como
hemos dicho, nos puede recordar en ciertos momentos como esas escenas
entre oníricas y perversas a algunos momentos de la sensacional
sit-com generacional y geek Spaced. También citar que Pegg encarnó
a un popular asesino de la Inglaterra del siglo XIX, William Burke, en la entretenida
pero fallida Burke & Hare ( 2010) de John Landis.
Con un
estilo visual interesante aunque igualmente desigual como el
desarrollo de la historia, sus directores optan por una cámara muy
movida, con una primera parte muy interesante ( ojo al predominio de
los colores oscuros, como manda en una tétrica Londres ) donde un
ejemplo perfecto es el uso de ese largo pasillo del piso donde vive
el protagonista. Hay planos que remiten a una reminiscencia
videoclipera como ciertas pesadillas del protagonista y hay, al
menos, tres momentos donde se usa el cine de animación en sus varias
vertientes como ya comenté. Visualmente
también puede recordar a la cinta una serie de catastrórficas
desdichas de Lemony Snicket ( 2004 ) la cual también tenía como protagonista a un “excesivo”
personaje como era el encarnado por Jim Carrey.
Hay
ciertas citas y apuntes visuales historia del cine protagonizados
por asesinos en serie, como la ( imprescindible ) escena de la ducha
o un leit motiv sonoro que parece una reformulación del tema creado
por Bernard Hermann para el cabo del terror ( J. lee Thompson, 1962)
Pero
tras descubrir la verdadera fobia del protagonista (que se nos había
avanzado en una serie de extraños planos donde el bombo de una
lavadora pasaba a simular un gran ojo humano ) la cinta decae a pesar
de tener detalles visuales interesantes como el personaje de Simon
Pegg convertido, visualmente, en un presunto asesino con media cabeza
quemada, sin ropa y con ese cuchillo adherido a su mano el cual no
puede quitarse. Además la presentación de un segundo personaje
traumatizado no ayuda y hay ciertas escenas finales que rozan el
ridículo, no funcionan en su extraña comicidad.
Una
cinta excesiva como puede serlo a ratos su personaje protagonista,
irregular en su desarrollo pero con momentos interesantes y con un
gran protagonista, cinta obligada para los fans de Pegg ( que no
somos pocos ).
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