Referencialidad como estilo de vida
Tim Burton vuelve a la animación stop motion donde entregó una joya intemporal como es pesadilla antes de navidad ( 1993 ) ( como productor: fue dirigida por Henry Selick, autor después de la hipnótica los mundos de Coraline ( 2009 ) ) donde su apabullante diseño artístico, la banda sonora de Danny Elfman y la clase y calidad en la dirección de Selick dieron un producto referencial y sensacional. Burton años después dirigió, ahora sí, la novia cadáver (2005), simpática aunque intrascendente pseudo-secuela (o que bebía directamente de la sombra) de Pesadilla. Después de unos irregulares años, con proyectos tan vergonzosos como la comercial aunque hueca Alicia en el país de las maravillas (2010) o la inesperadamente divertida sombras tenebrosas (2012), el director inglés vuelve a la animación transformando su corto Frankeweenie en largo de animación stop motion.
En un año donde el cine de animación vuelve a demostrar su buen momento con pequeñas joyas como el primer cuento con princesa de Pixar en Brave, ese mix referencial tanto a la cultura de Disney como a la industria de los videojuegos en la recién estrenada Romphe Ralph ( donde he leído opiniones encontradas: desde que es una joya divertidísima a una irregularidad aplastante en su desarrollo; eso sí va acompañada de una obra maestra en formato corto: Paperman. Aún no la he visto para poder opinar personalmente ) o la sensacional serie B el alucinante mundo de Norman ( Chris Butler y Sam Fell, 2012 ), también estrenada tarde en nuestro país (aunque ya se pudo ver en Sitges para los afortunados),nueva muestra de la calidad de los estudios Laika ( también detrás de la ya mencionada Coraline ) la cual tiene muchos puntos en común con el nuevo trabajo de Burton: ambas son obras de animación en stop motion protagonizadas por chicos asociales, obras referenciales y homenajes al cine de género, la Hammer y el cine clásico de monstruos de Universal una y la serie B con relatos de muertos vivientes la otra; homenajes echos de corazón e inteligencia en tiernos relatos con fabulosas bandas sonoras. Si bien en esta batalla la cinta en blanco y negro de Burton pierde ante el relato protagonizado por Norman.
Quiero a mi perro de vuelta
Victor Frankenstein ( voz de Charlie Tahan ) es un joven enamorado del cine ( ojo a la primera escena, donde ya comienzan los homenajes, con ese corto de monstruos a lo Godzilla, y en ¡3D! ) y la ciencia que comparte su vida con su adorado perro Sparky. En el colegio tendrá una gran influencia el nuevo profesor de ciencias, el señor Rzykruski ( voz de Martin Landau, quien ganó el Oscar encarnando a un decrépito Bela Lugosi en Ed Wood del mismo Burton ). Tras participar en un partido de béisbol ( una escena cuasi calcada, en estilo y finalidad dramática, a cierto momento de la emotiva el inolvidable Simon Birch de Mark Stephen Johnson ( 1998 ) ) para contentar a su padre, un terrible accidente acabará con la vida de Sparky. Pero Victor no se rendirá y gracias a un experimento conseguirá devolver la vida al perrito, pero trayendo grandes consecuencias: todos los compañeros de clase, ante el inminente concurso de ciencias, resucitarán a sus mascotas preferidas, llenando el condado de terribles creaciones . Víctor deberá frenar el peligro, con un clímax que le llevará al viejo molino de la colina....
El niño Ostra tan característico de Burton vuelve en este
film animado donde el director, a pesar de ser una cinta tan afín a
sus ideales y más redonda que sus irregulares últimos trabajos,
acaba defraudando. Se nota que la historia de base, que funcionaba
perfectamente en formato corto, se ha alargado y acaba notándose en
los apenas 80 y pico minutos de duración del largometraje.
El estilo artístico y de diseño de caracteres está ahí,
Danny
Elfman vuelve con una obra sinfónica que referencia ( otro delos
elementos de homenaje/inspiración del film ) a las obras de terror
clásico de la Hammer y Universal, tenemos como personaje
protagonista a un niño joven enamorado de sus hobbies pero
de difícil entrada en la vida social, un tema burtoniano
por antonomasia. Pero aún así a la cinta le falta la magia de
Eduardo Manostijeras, el estilo arrollador y llamativo de
Pesadilla
antes de Navidad ( cuanto le debe esta cinta a Selick, aunque no se
reconozca ).
Burton emociona (o lo intenta), pero no innova. Parece que el
autor inglés se ha anclado en sus características y maneras
artísticas tan alabadas anteriormente y apenas se arriesga en la
puesta en escena o la historia; es más, ¡estamos ante un remake de
un corto suyo!. La referencialidad es típica de su obra (aunque sin
llegar a la referencialidad como arma narrativa, com Tarantino que
copia pero a la vez mejora el material original, nos hace parecer
nuevo lo que hemos visto antes y , casi siempre, mejor), y esta cinta
está llena de escenas, momentos que citan a las obras que enamoran a
su autor y han marcado su vida cinéfila: desde los monstruos
clásicos de la Universal, con la familia protagonista que se
apellida Frankenstein y el punto de inicio de la historia con la
resurrección de Sparky (y su estilo visual) recuerda enormemente al
Frankenstein de James Whale, así como escenas que recuerdan a la
momia, ese espléndido homenaje a la novia de Frankenstein; a los
monstruos japoneses con ese prólogo en el corto rodado en el niño (
con divertido comentario al cine 3D) o la tortuga gigante;
en la larga escena del ataque a la feria holandesa podemos ver
referencias a Parque Jurásico de Steven Spielberg o los Gremlins de
Joe Dante ( esas palomitas), incluso a los pájaros de Hitchcock; la
propia BSO de un, menos mal, recuperado Elfman o ese clímax en el
molino, ya citado anteriormente en la muy Hammeriana Sleepy
Hollow..... Además todo rodado en blanco y negro.El propio Burton vuelve a su obra anterior, así también
lo atestigua la participación en tareas de doblaje de actores
allegados a la obra del autor inglés: Catherine O' Hara, Martin
Short, Martin Landau, Winona Ryder.
La cinta, como ya comenté al principio, puede verse en programa
doble con las aventuras de Norman, otra obra extremadamente
referencial pero, ay, ésta sí emocionante y llena de motivos
visuales y argumentales dignos de mención; por contra, Burton se
ancla en sus ya conocidos referentes y apenas consigue sacarnos una
sonrisas, sin llegar al fondo de nuestros corazones.
Cierto es que con esta película Burton nos presenta una historia que ya había sido explotada en una antiguo cortometraje y que probablemente caiga en la repetición, sin embargo en el caso de Frankenweenie existen varios elementos que se disfrutan como ejemplo; los peculiares personajes y la mezcla de emociones que estos provocan en el público. No dejen de verla, realmente es una película muy bonita.
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