(Crítica) El último desafío

Cuestión de edades

Había mucha expectación por ver a Arnold Schwarzenegger en un nuevo papel protagonista tras su simpática labor en la saga de los Mercenarios, el cual vuelve a actuar después de ser el Gobernator de California y habiéndola dejado en un estado económico y social deplorable ( lo pude comprobar in situ en un viaje a la costa oeste norteamericana, con proyectos urbanísticos a medio comenzar entre otras muchas quejas ). Pero aún más interés había en este proyecto cuando se supo que supondría el debut en el cine USA del director coreano Kim Jee-Woon, uno de los más prestigiosos autores del nuevo cine coreano, un director con un poder narrativo y visual muy muy potente; no hay más que verlo ( y disfrutarlo ) en obras como A bitterswett life, el bueno, el feo y el raro ( su particular remake/homenaje a la saga de Sergio Leone ) o encontré al diablo ( un film de una violencia amoral y avasalladora pero visualmente impactante ). Sin embrago creo que Woon ha sido capado en su debut americano, donde ha declarado que tenía más medios para rodar pero un estilo diferente; el mismo Park Chan Wook declaró hace poco, en entrevistas promocionales para su esperada Stoker, que “ disfrutó de poco tiempo para preparar a los actores “.

El retorno de Chuache a primera línea es con un film esquemático y con un guión simple: un peligroso líder del cartel mexicano ( un imposible Eduardo Noriega, el cual quieren que creamos es peligroso comparándolo con Pablo Escobar y con el actor madrileño poniendo tensas sonrisas y diálogos imposibles ) consigue escapar, con un elaborado plan cuando se dirigía hacia su pena de muerte. Además como el capo es un experto conductor se escapará con un potente coche en dirección a México pasando por un pequeño pueblo donde la ley está en manos de su sheriff (Arnold, of course ) el cual era un importante agente de homicidios de los Ángeles que dejó el cargo en la ciudad después de una sangrienta operación donde murieron siete de sus compañeros. El veterano agente, junto a su curiosa troupe de ayudantes, tendrá que pararle los pies al mafioso.

Como se ve, el guión sirve como excusa para presentar varias escenas de acción sea tiroteos o persecuciones vibrantes. Los personajes son tópicos y poco dibujados, con cuatro pinceladas sobre ellos, si bien el director saca petróleo de muchos de ellos los cuales llegan a ser algo carismáticos y llamativos; destacar sobretodo a los miembros de la policía del pequeño pueblo, como el joven ( de Friday Night Lights ), el cual pide ayuda a Chuache para ser trasladado a los Ángeles “porque quiere acción”, y como su caída será la motivación de sus compañeros para aguantar el ataque de los enemigos; la joven policía que tenía ( tiene ) un affaire con la estrella deportiva del pueblo o ( el eterno secundario Luis Guzmán ). En cambio resulta risible la descripción de los villanos ( con Peter Stormare y Noriega a la cabeza ) o de los miembros del FBI con Forest Whitaker como líder de la operación , donde conocemos rápidamente la identidad del traidor. Insufrible es la contratación de un pasado de vueltas Johnny Knoxville ( saga Jackass ) para pretender dar un toque humorístico totalmente fallido a la acción ( la escena del poste, por ejemplo ).

Por su parte Scharzenegger hace lo que puede con su papel. No es que el actor austriaco destaque en sus dotes interpretativas pero su labor en films ya míticos del cine de los 80 y 90 como Conan, terminator o mentiras arriesgadas, donde gozaba de gran presencia física a la par que un sutil y muy agradecido humor. Aquí en cambio sus pretendidos one-liners tan característicos resultan forzados y lo más destacable es el comentario sobre su edad ,con algún gag o las escenas donde pretende poner a salvo a unos ancianos en un bar ( “ tenemos colesterol y hemos pedido huevos y bacon para desayunar; ¿ crees que tenemos miedo a la muerte? ) o la muerte provocada por una anciana a la cual le han entrado en casa uno de los malhechores.

A su vez el otro gran elemento a destacar es ese tono de western que se introduce a la historia en la parte del pueblo, donde un forastero amenaza la paz del lugar y como la fuerza de la ley deberá impedir ese ataque trabajando en equipo; la sombra de solo ante el peligro o los films de Howard Hawks ( Rio rojo y el Dorado ) sobrevuelan el relato. Esto se hace palpable en el largo tiroteo dentro del pueblo que cierra el film.

La labor de Jee Woon tras las cámaras se agradece si bien el coreano se nota con las manos atadas: tenemos un vibrante y tenso prólogo ( donde durante buena parte de él no le vemos la cara al villano, provocando tensión por su misteriosa figura; mucho mejor conseguido que gracias a la interpretación de Noriega ), con una escena de acción larga y muy bien narrada; cierta persecución en un maizal o el tiroteo en el pueblo ( con algún toque gore incluido ) muestran el buen pulso narrativo de Woon si bien como ya decía el director tiene mucha más fuerza visual de la demostrada en este simpático e intrascendente film de serie B, es como si le hubiesen regalado un juguete caro y ahora no le dejaran jugar con él. Recomiendo encarecidamente recuperar sus films coreanos ( vistos en España gracias a festivales de género como el de Sitges ) donde podemos disfrutar de unas narraciones y elementos visuales sobrecogedores: su dirección en a bittersweet life ( su mejor película, en mi modesta opinión), la locura narrativa de ese remake de la obra maestra de Leone o ese estallido de violencia moralmente repulsiva que es encontré al diablo ( film con secuencias maestras pero personajes totalmente esquemáticos y sencillos, como su guión, y una violencia muy elevada en un film que acusa sus 140 minutos de duración ) están llenos de momentos destacables y recordables. Algo que me jode no poder decir de su debut americano.