ATENCIÓN: El siguiente artículo contiene
SPOILERS, avisados estáis
Para los escépticos que decían que la serie
Hannibal no tenia nada que ver con la tetralogía escrita y el conjunto de
películas basadas en los mismos libros ha llegado este sexto episodio donde,
además de mantener la calidad y mal rollo de la ficción, también asistimos a
una unión/homenaje a la ficción escrita, donde visitamos un lugar harto
conocido por los fans como es el Hospital de Baltimore, con esas cárceles
míticas y esa silla delante del cristal que separa a entrevistador y
entrevistado, un caso criminal que remite directamente a la trama de el Dragón
rojo ( para mí el mejor libro de la saga, junto a el silencio de los corderos
), la entrada en escena de una novato altamente cualificada así como vemos por
fin y de manera directa ( hasta ahora se había insinuado, de una manera más o
menos elíptica ) al doctor Lecter en acción.
Así la investigación del carnicero de
Chesapeake llevará a Will y Crawford hasta las instalaciones del Hospital
psiquiátrico de Baltimore, dirigido por el repelente doctor Frederic Chilton ( Raúl Esparza ) donde
el doctor Abel Gideon ( un juguetón Eddie Izzard, secundario de Blueberry, Romance & cigarretes o el fallido remake de la Familia Monster, Mockingbird Lane ) ha
asesinado a una enfermera con el mismo modus operandi que el asesino en serie
que anda desaparecido desde hace dos años, el mismo tiempo que lleva encerrado
el doctor Gideon… ¿ Pero éste es el verdadero asesino en serie, quiere serlo o
actúa bajo las órdenes de alguien, como si de una marioneta se tratara?
Crawford hará un pacto con el Diablo, es decir, con la periodista
sensacionalista Freddie Lounds, de cara a cabrear al verdadero psicópata tras esos actos, y
veremos la cara de nuestro querido doctor Lecter tras leer dicho artículo…. A
su vez la culpa sigue reconcomiendo a Crawford ( un personaje al cual se le
está dando mucho, y acertado, protagonismo ) pues, además de su incomunicación
conyugal ( con enfermedad mortal de por medio ) ahora se le une el recuerdo de
una novata de la academia que trabajó para él , Miriam Lass y como cayó en las redes del
psicópata desaparecido, y de la cual recibe misteriosas llamadas años después
de ser dada por muerta... ¿ Verdad que esta parte del episodio os ha recordado
a cierta oscarizada película? Como no habrá otra suculenta cena a cargo de
nuestro buen doctor ( con un humor negro delicioso como la comida que vemos
servir; como ya sabréis con el chef español José Andrés como asesor culinario )
y la trama en su parte final ya parece desembocar en la aparición del villano
absoluto que muchos esperaban.
Después de un inicio de temporada muy grande
y donde la serie buscaba su camino propio, demostrando un alambicado camino
narrativo donde los casos servían para desarrollar dramáticamente las enfermas
y trastrocadas mentes de los protagonistas y viceversa, ahora por fin surge de
las sombras el gran villano que parece controlar el destino de estos
desquiciados personajes, donde forma parte central de sus vidas ( no hay mejor
metáfora visual que su propio despacho y la posición que ocupa en él ) y donde
demuestra una inteligencia superior, rasgo altamente característico de tan
mítico personaje.
Así el caso del psicópata de Chesapeake sirve
para adaptar la estructura de los libros, donde el caso de un psicópata “menor”
servía para ver como trabajaban juntos el FBI y el verdadero antagonista en la
sombra como es Lecter, a la vez que en este capítulo podemos rastrear decenas
de homenajes o referencias a la obra escrita, de la cual habían sido fieles
pero buscando nuevos caminos hasta ahora en el show, de una manera muy valiente
a mi parecer. Pero el mejor referente, además de los comentados al principio
del artículo, es el de la agente novata que recuerda poderosamente a Clarice
Starling y su proceso de maduración profesional: como fue reclutada por
Crawford, siendo una estudiante modelo, y como en este caso la curiosidad,
fuera de la legalidad, le causa su destino a manos de un activo Lecter; ver esa
gran secuencia donde ella se entrevista con él sobre el caso de una persona
asesinada con flechas y como éste acude al piso superior en busca de
documentación mientras ella descubre un boceto con las mismas exactas heridas
de la víctima del asesino de Chesapeake mientras un descalzo Lecter caza a tan
frágil cerbatilla….. Estos flashbacks
potencian el sentido de culpabilidad de un herido Crawford, quien además del
peso de la enfermedad de su mujer debe soportar la perdida de tan prometedora
estudiante bajo sus órdenes y de la cual cree estar recibiendo contacto
actualmente.
Estos recuerdos o saltos hacia atrás están
rodados con una tonalidad grisácea, de cara quizás a ayudar al espectador a
saber en que época se encuentra, algo no necesario, pero que no enturbia el
buen hacer del director Michael Rymer, autor de la reina de los condenados, ( innecesaria ) secuela de
Entrevista con el vampiro y que aquí demuestra momentos muy entonados: a la ya
comentada escena del primer ataque visual de Lecter podemos citar otros
momentos como la primera visita al psiquiátrico de Baltimore, el cual nos
conecta directamente con el silencio de los corderos (por momentos esperaba
encontrarme a Anthony Hopkins al llegar al cristal de la celda ), como está
dirigida esa entrevista con dos travellings separados en direcciones, situando
el punto de vista de la psicóloga y de Graham por cada lado de una manera
visual muy elegante o esa impagable cena con el grupo de psicólogos y el plato
que les cocina Lecter (lengua, nada menos), a lo cual hay que añadir ese
maliciosa comentario de Lecter al insoportable doctor Chilton ( “ tú
tienes una lengua muy inquieta “ ); momentos que engrandecen a la serie y que
hacen que la espera hasta el próximo capitulo sea imposible de aguantar; aunque
aún más incertidumbre da el que la NBC aún no se haya pronunciado sobre la
renovación de la serie…..
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