Viejos fantasmas, nuevas amenazas
Una leve sensación de mareo, un
desvanecimiento, la visión entrecortada de un antiguo fantasma, el amor de tu
vida quizás, la única persona con la que realmente has conectado, antes de caer
desmayado…Así fue el final del sexto episodio el cual nos devolvía a Hannah
McKay ( Yvonne Strahovski ) a las vidas de Dexter y su hermana Debra. Más que
un clifhanger, curioso era ver como unir las desventuras de esta psicópata a
todo lo que estaba ocurriendo en la serie, con Dexter a punto de convertirse en
un “padre espiritual” para Zach ( Sam Underwood, uno de los nuevos fichaje de la tercera
temporada de Homeland ) en una última temporada donde cada capitulo estaba
sirviendo para introducir conceptos, en donde cada 52 minutos se nos desvela
una pequeña parte de historia para (re) construir la psique de nuestro asesino
en serie ( el origen del Código de Harry, la presencia de un posible heredero
de ese código, etc ).
Pues bien en estos dos episodios hemos visto
como, por increíble que parezca, las sub-historias no paran de crecer y
aparecer a la vez, donde quedan apenas cuatro episodios pero ciertas historias
secundarias cambian ( ¿ para qué ha servido las desventuras de Debra como
detective privada? ), a las que se les ha dado presencia y vueltas para volver
a un punto de origen, así como otras son intrascendentes aunque con cierto
punto simpático ( Masuka y su hija adoptiva) o innecesarias ( Quinn y sus
persecuciones personales ). Ahora encima aparece Hannah la cual tiene una nueva
identidad pero ha escapado de la cárcel para vivir encerrada en un matrimonio
de conveniencia y la cual ha vuelto a Miami para ser liberada por su caballero
Dexter, pero aún hay más, pues después del adiestramiento de Zach ( el cual se
ha autoformado, para sorpresa de Dexter, aunque esta formación no servirá de
nada, y lo que hace que mi teoría se caiga por los suelos ) aparecerá una nueva
amenaza que se supone pondrá en jaque a los protagonistas; ¿ quien puede estar
estrechando el cerco? Miedo me da que sus creadores nos tengan alguna sorpresa
para cerrar la serie, pues ahora mismo ya no sé hacia donde apuntan estos
hechos.
La presencia de la doctora Vogel ha ido
perdiendo fuelle respecto avanzan los capítulos y lo que era un personaje hasta
cierto punto sorprendente ahora mismo parece un bicho raro entusiasmado con
otros bichos (aún) más raros; tampoco creo que el show esté llegando al punto
de ser una autoparodia como True Blood como afirma Alberto Rey en su último artículo pero desde luego escenas como esa reunión “familiar” para cenar
resultan chocantes, cuasi risibles.
La serie pide ya finalizar, pues como otra
serie de la cadena, Weeds, ha sido alargada hasta esta octava temporada ( y
esperad que las otras series de Showtime no funcionen y se anuncie una
pecuela/secuela de Dexter…) antes de caer en más errores o en un final
deficiente; el ejemplo perfecto de este alargamiento innecesario es esa escena
de sexo, totalmente gratuita, entre Dexter y Hannah en el 8x08, con una escena
llamada a contentar a los fans de ambos actores pero de nula entidad dramática.
La serie, aunque demostrando que en sus guiones los personajes nuevos y su
interacción están bien construidos ( Sam, por ejemplo, es una versión más joven
de Dexter, y a la vez la llave para introducirse en el mundo de lujo del nuevo
marido de Hannah ) pero los guiones no tienen la construcción tan elaborada de
shows como Breaking Bad ( paradigma ahora mismo de cómo crear tensión, momentos
dramáticos y la evolución de su protagonista ) o la propia Homeland del mismo
canal, serie que ha demostrado no tener miedo al ir quemando tramas ( su
segunda temporada, sin ir más lejos ).
Dexter se merece un final, para bien o para
mal, ha sido una de las grandes series de esta nueva y floreciente etapa de oro
de la TV; espero que sus creadores sean fieles al personaje y nos den un final
satisfactorio ( aunque eso parece ser mucho pedir…veremos).
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