Mucha expectación habia por este especial de
navidad de esta (re)formulación del clásico personaje creado por Sir Arthur
Conan Doyle, y más con la distancia que está habiendo entre temporadas, debido
a las tareas de sus máximos responsables – esto es : Moffat ocupado con Doctor
Who, y sus ascendentes actores protagonistas con cada vez más trabajo, como
Freeman en la trilogía de el Hobbit o la serie Fargo y Cumberbatch en films
como The Imitation game o peparado para ser el doctor Stephen Extraño para
Marvel Studios – y por ello el final de la temporada 3 fue en el 2014 y el
estreno de la cuarta temporada ( que promete ser revolucionaria para el devenir
de sus protagonistas ) sin fecha de emisión. Aparte del hype que suele crear el
show – esos cliffhangers finales de temporada- ) aún había más ganas de este
especial, pues nos encontramos ante una historia de época, ambientada en el
siglo XIX, como marca el original literario; ¿ como ocurre esto? La respuesta de la audiencia, polémicas aparte, ha sido entusiasta con más e 8,6 millones de espectadores en su estreno, un éxito para la serie.
Desde
luego sus creadores han “jugado” con el espectador, algo que a los fans más
puristas del personaje ha cabreado, si bien esto no es nada nuevo en la
ficción, pues Steve Moffat ya puso en su sitio a los espectadores con aquel
excelente episodio 3x01 donde , justificando la NO muerte de Sherlock Holmes,
montaba un discurso metanarrativo sobre las teorías de los fans y el poder de
los rumores de internet, al no dar una explicación coherente y definitiva sobre
lo ocurrido con el protagonista; aquí hace algo parecido en un episodio el cual
esperábamos fuera de continuidad y acaba resultando un prólogo de su cuarta
temporada, donde veremos el retorno de otro personaje ( y como se vuelve a
especular con dicha resurrección ) así como un disfrute visual y narrativo para
los que nos gusta los juegos de Moffat, a la vez que uno de los episodios visualmente
más poderosos del show: ese aire tétrico en su argumento de horror – esa novia
maquillada salvajemente y que vuelve de entre los muertos para matar a su amado-
, la ambientación que bebe de las historias de casas encantadas así como los
múltiples guiños hacia la mitología del personaje que permite este salto
temporal y que harán las delicias del fanático de tan ilustre personaje.
Ese prólogo bélico, que narra el origen y caída
en desgracia de Watson y su posterior encuentro con Sherlock Holmes, la
caracterización física del particular detective, con su gorro y su pipa clásico
( ese momento en que se va a poner su gorro “moderno” y Watson lo corrige ),
pasando por la tarea periodística de su fiel compañero ( el cual ahora es más
avispado en esta época, por lo visto ) y que le provocará problemas tanto con
su matrimonio con Mary como con la fiel ama de llaves de ambos; ese extraño
caso, con connotaciones terroríficas como el propio y anterior de el sabueso de
los Baskerville ( y que tuvo una adaptación moderna, muy deficiente, dentro de
la propia serie ); los juegos de teatro en esos propios crímenes y la coartada
histórica que da origen a esa cadena de muertes, o el revivir una escena mítica
que tiene como protagonistas a dos antagonistas y cierta cascada… ( 1 ) así como la
presencia de la querida cocaína que toma Holmes, y que acabará siendo clave en
la historia. En este aspecto estos 90 minutos son una fiesta para los
conocedores del personaje y sus múltiples aventuras.
Pero la polémica viene cuando conocemos en
cierto momento el porqué de este salto temporal hacia el pasado – tranquilos,
no hay viajes en el tiempo ni extrañas cabinas telefónicas de color azul de por
medio – si bien dicha explicación, que ha cabreado a muchos al pensar que
estamos ante un juego narrativo vacuo y sin sentido por parte de Moffat y
Gattis ( ojo al momento-homenaje a cierto sketch de el sentido de la vida de los Monthy Phyton con cierto gordo que
explotaba y que parece querer ser recreado por Mattis, el cual vuelve a dar vida
al hermano inteligente de los Holmes, Mycroft ). Si bien es verdad que estamos
ante una “excusa” para mostrar las líneas maestras de la siguiente sesión, no
se puede obviar lo entretenido y emocionante que son estos 90 minutos, tanto
para el fan de la serie como del personaje y sus aventuras escritas. A su vez
la solución a esa situación temporal es totalmente fiel a la idiosincrasia de
Holmes, lógica en su consecución, y lo que provoca esos continuos saltos
temporales y ese juego narrativo ( con hasta tres líneas temporales en ciertas
ocasiones ) está adecuado a cierta afición del detective del 221B de Baker
Street; el propio director del episodio y sus guionistas incluso optan por
mostrar esas “pistas” nada encubiertas dentro de la propia narración y que dan
sentido final a lo visto en pantalla.
Ahora solo queda esperar a que se estrene esa
cuarta temporada, la cual promete ser emocionante, si bien para eso aún queda;
nada mejor que revisar las temporadas anteriores y disfrutar de esos actores y
como se moderniza el rico inventario creado por Conan Doyle; o discutir sobre
este especial, pues promete debate en su
puesta en escena y ejecución.
( 1 ) Momento que también sirve para otra idea metanarrativa que tanto gusta a Moffat, al ver como se resuelve esa popular escena de menar diferente al original escrito: como, en las adaptaciones a otros medios, se puede conservar la idea, el espíritu, pero a la vez tergiversar y/o cambiar dichas historias sin que pase nada ( bueno, sí: el posterior cabreo de los fans más acérrimos )
( 1 ) Momento que también sirve para otra idea metanarrativa que tanto gusta a Moffat, al ver como se resuelve esa popular escena de menar diferente al original escrito: como, en las adaptaciones a otros medios, se puede conservar la idea, el espíritu, pero a la vez tergiversar y/o cambiar dichas historias sin que pase nada ( bueno, sí: el posterior cabreo de los fans más acérrimos )
No hay comentarios:
Publicar un comentario