[Críticas] ( Cine ) La La Land - La ciudad de las estrellas

El precio de los sueños

 

El cine musical es como el western, un género que parece muerto pero de vez en cuando sorprende con nuevas propuestas que, a simple vista, son riesgos artísticos pero nada más lejos de la realidad y ya se habla de “ resurrección” de tales obras, aunque muchas de ellas no pasarán a la posterioridad.

 

Aún así, La La Land ( o la ciudad de las estrellas, título español cogido de la canción  principal de la cinta ) se ha convertido en la sensación de la temporada cinematográfica, es más, la principal candidata en toda gala de premios que se precie, como si fuera una reinvención del clásico musical que tanto brilló en el Hollywood de los años 40-50-60, una cinta innovadora y revolucionaria aunque nada más lejos de la realidad porque lo que pretende Damien  ( cuyo anterior largometraje fue la tensa y superior Whiplash, aún su mejor trabajo ) es una carta de amor a ese cine en una sencilla historia de amor y desencuentros, si bien metiendo temas repetitivos en su corta pero apreciable filmografía y con una pareja protagonista de oro.

 

Mia es una aspirante a actriz que intenta conseguir un papel mientras trabaja como camarera en los estudios Warner; Sebastian es un músico de jazz que sueña con tener su propio club y perpetuar esa música, mientras “prostituye” su talento en clubs tocando villancicos o con grupos modernos y exitosos, una misión tan difícil como económicamente casi un suicidio. Ambos tendrán varios encuentros y desencuentros mientras comparten risas, peleas y bailes de claqué en la ciudad de L.A.

 

La La Land es un placer culpable, una gran cinta con una historia muchas veces vista pero con unos protagonistas que bien podrían ser actores de la edad dorada de Hollywood, desde Ryan Gosling con un tic cómico atractivo  y donde sus miradas perdidas y silencio, auspiciadas por sus papeles protagonistas para Nicolas Winding Refn aquí le sirven para darle una pátina de tristeza y desencanto ante el panorama musical actual ; y Emma Stone, auténtica joya de la película, la cual es luz y un torrente de sentimientos varios en su papel de aspirante a actriz que está harta de no ser tan bella como otras o su mala suerte, y la buena química que comparten ambos, con momentos como el de la fiesta, el museo de astronomía ( homenaje directo a Rebelde sin causa: ver la escena donde van al cine y dicha proyección se destruye: ¿ metáfora de la muerte del cine clásico, o de esa manera de rodar, en la etapa actual ? ) o la escena final, toda una concatenación de sentimientos y el mejor momento dramático de la cinta, el cual mejora los peros que tiene la cinta, como una larga duración ( 130 minutos para esta historia son demasiado ) o algunas coreografías.

 

Técnicamente, la cinta puede palidecer en unas coreografías quizás demasiado “ sencillas”, como la inicial en la carretera, si bien cuenta con un plano secuencia destacable : aquí su director apuesta por una puesta en escena vibrante y apoyada en el movimiento de la cámara, mientras que Whiplash era pura energía en su montaje. Así quiere homenajear esa forma de rodar clásica, no es una reinvención del género sino una recreación, como esos fondos otoñales y esos colores, destacando el diseño de producción y la fotografía de Linus Sandgren , habitual de David O.Russell ( director que no es famoso precisamente por tener un cine visualmente llamativo), lo cual huele a “falso” o mentira si bien creo es una apuesta totalmente decidida; el mismo personaje de Gosling y su actitud ante el jazz es como un trasunto del director y como nos quiere contar que el cine clásico puede morir ante la avalancha de blockbusters, secuelas y adaptaciones comiqueras y como el mantener esa tradición puede ser un éxito ( ahí está la avalancha de premios, si bien el film no es una obra maestra; muy lejos de ello ). Momentos como ese prólogo ( por la puesta en escena más que por la coreografía ), el primer encuentro musical entre los protagonistas o ese baile en el observatorio – quizás el momento musical más clásico de la cinta – son buena muestra del talento de Damien Chazelle .

 

Chazelle fue escritor de Grand Piano, un thriller ( demasiado ) hitckokiano protagonizado por Elijah Wood y John Cusack y luego director de la soberbia Whiplash; aquellas igual que esta La La Land tienen protagonistas con un gran talento y dispuestos a superar cualquier adversidad o renunciar al propio amor ; como en la cinta que comento: ese final, que rompe el clásico happy end y que para muchos par un discurso discutible; para mí simplemente es la concatenación de las aspiraciones de ambos personajes y como estaban destinados a triunfar – algo tan ficticio como la propia cinta y su recreación de otra época y otro tipo de cine, y más con la crisis económica y los tiempos políticos inciertos actuales - . Si whiplash era oscuridad y como la ambición por los conocimientos, ser el mejor, eran casi una carta de suicidio de sus protagonistas, en La La Land es todo lo contrario, una carta de esperanza a luchar por tus sueños ( e igualmente ser el mejor en lo que quieras ) aunque con un soplo de vitalidad y luz. La música, unos protagonistas talentosos y su maestría en la puesta en escena hacen de él una gran esperanza de cara al futuro del cine, clásico y moderno.