David Twohy es un fan de la ciencia ficción
más pulp, su debut como director tras escribir
fue la simpática y honesta Han llegado protagonizada por un ¡ sobrio!
Charlie Sheen, un film de invasiones extraterrestres que supuso todo un ejemplo
de cómo entender bien la serie B. Luego rodó la entretenida Pitch Black, otra
modesta cinta de ciencia ficción de presupuesto bajo donde se daban cabida
tanto la monster movie como el cine de
supervivencia e incluso un thriller espacial gracias a la presentación de un
peculiar asesino, Charlie B. Riddick ( encarnado por Vin Diesel, en el cual
puede ser su papel más canónico, con permiso del Dominic Toretto de la saga Fast
& Furious ). La cinta, gracias a su premisa y su escaso presupuesto, fue un
moderado éxito que dio paso a una saga que seguiría con la ambiciosa y
desastrosa las crónicas de Riddick, cara y aparatosa cinta que falló en su
planteamiento y fue un gran fracaso económico (otro más ) para Universal
Pictures.
Ahora tanto Thowty como Diesel han decidido
volver a las raíces del personaje, con una tercera entrega que vuelve a los
aires de serie B de la primera entrega y que cierra el periplo del personaje.
Riddick narra el viaje de su ahora Rey Riddick, el cual está aburrido de su
tenencia de poder y la vida en palacio, el cual la abandonará para volver a su
planeta natal. Pero será engañado por su antagonista ( cameo de Karl Urban ) y dejado de la mano
de Dios ( o mejor dicho, de sus propias manos ) en un salvaje planeta plagado
de criaturas peligrosas, como una especie de mezcla entre cebras, hienas y
perros ( y de la cual el salvaje protagonista adoptará una como mascota ) y una
especie de mezcla entre serpiente, escorpión y cocodrilo, que supondrá el gran
enemigo del planeta. Riddick decidirá llamar a unos caza recompensas para poder
quitarles una nave espacial, llegando dos grupos diferentes: uno liderado
por Santana ( un sobreactuado Jordi Mollà ) y
que cuenta entre sus filas con Díaz ( Dave Batista, en un personaje que parece un entrenamiento para su Drax el Destructor
de la futura los Guardianes de la Galaxia de James Gunn para Marvel; por
cierto, en dicha cinta también coincide con Vin Diesel, el cual pondrá voz al
árbol-persona Groot ) y otro por que
tiene como mano derecha a la sexy y aguerrida
( Katee Sackhoff, la mítica Starbuck del remake de Battlestar Galactica,
a la cual no se le acaba de sacar demasiado partido, más allá de un leve
destape, para alegría del fandom ). Todos deberán trabajar juntos a pesar de
sus diferencias si quieren sobrevivir a una lluviosa y oscura noche llena de
monstruosidades.
Se debe agradecer a Twohy el que se haya
bajado de sus ínfulas grandiosas y vuelva recuperar ese espíritu de cine de
bajo presupuesto que tenia la primera entrega, que abrazaba el cine de género
en sus variadas vertientes con el fin de entretener al espectador. El mejor
ejemplo, y el mejor momento de la cinta, es ese inicio donde, prácticamente
mudo, asistimos a la odisea de Riddick mientras sobrevive en ese peligroso
planeta repleto de extrañas criaturas; invocando el espíritu de Depredador en
su clímax final ( con homenaje incluido ), la cinta dará paso a una cacería que
prácticamente calca el esquema de Pitch Black, con pelea final con monstruos
incluida, aspecto también criticable de esta intrascendente y floja secuela: en
la primera parte esa especie de bichos voladores tenían una llamativa
construcción y el uso de la oscuridad era un elemento narrativo, en Riddick los
monstruos tienen el (enésimo) parecido con el mítico monstruo de Alien y a la enfermiza actividad artística del
austriaco H.R. Giger ( a sus bocas me remito ) y el uso de esa lluvia
persistente y la oscuridad en su clímax final parece más aquí la herramienta
para ocultar los deficientes FX de la cinta ( observar los horribles cromas en
los viajes en esa moto espacial, por ejemplo ). Además los personajes no
cuentan con una buena construcción, empezando por ese cazarecompensas encarnado
por el español Jordi Mollà ( con otro villano sobrecargado, al igual que
el de Dos policías rebeldes II ) o
Johns, el cual conecta, de manera algo forzada, con la primera entrega. Las
escenas de acción tampoco son nada novedosas, con esa eterna cámara lenta o el
combate final, donde la oscuridad más que provocar tedio y tensión deja ver
poco la acción.
Riddick acaba siendo una cinta tan
entretenida como insignificante, que busca volver a sus orígenes después del
estropicio de la segunda parte, una película tan vacía como los diálogos que
suelta Mollà o los silencios del protagonista. Cierra la saga de una manera
circular, más digna que su antecesora aunque tampoco hacia falta su existencia.
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