(Series) ( Crítica) Clear History

La verdad por delante

 

 

Verdades que duelen y caen por su propio peso, ese humor que te deja una sonrisa helada e incómoda, personajes hipocondriacos, excesivos pero tan reales como la vida misma, mezclar el humor y la inteligencia en los diálogos del maestro neoyorquino Woody Allen con el humor mordaz e incómodo de la mejor escuela británica con Ricky Gervais a la cabeza: esas son las principales características del guionista, monologuista y actor Larry David, quien vuelve a HBO tras su personal y autobiográfica el show de Larry David ( 2000-   )

 

Clear History es un telefilm que reúne a varios talentos de la televisión moderna como el propio Larry David ( co-guionista junto a sus habituales    ) ,el actor John Hamm ( Mad Men ), Amy Ryan ( The Wire, The Office ), Danny McBridde ( de culo y cuesta abajo ), Bill Hader ( Saturday Night Live ) así como Kate Hudson, Liev Schreider ( Ray Donovan ), Eva Mendes, Philip Baker Hall y un recuperado Michael Keaton. Un cast de lujo que brilla a gran altura coordinado bajo una dirección de Gregg Mottola ( Supersalidos, Adventureland ) quien vuelve a trabajar para el canal por cable tras encargarse del piloto y varios episodios de The newsroom ( 2011 -   ).

 

 

 

Larry David es Nathan Flomm, un ejecutivo de publicidad ganador del prestigioso premio Clio que, en un ataque de furia después de discutir con su jefe (Hamm), no sólo abandona la empresa de automóviles eléctricos en la que trabaja, sino que vende todas sus acciones justo antes de que el lanzamiento del nuevo modelo de coche se convierta en un auténtico pelotazo millonario. Arruinado, sin carrera y abandonado por su mujer, además de perder el pelo de un plumazo, Nathan se ve obligado a cambiar de identidad y rehace su vida en una isla. Pero como el pasado siempre vuelve, diez años después su antiguo jefe reaparece en la isla donde él vive dándole la oportunidad a Nathan de trazar su venganza.

Clear History funciona a varios niveles desde una sátira sobre la ecología y la visión de la moderna familia pasando por comentarios sobre la crisis económica actual, como el aspecto físico influye en lo que piensan de nosotros, el como la vida en las pequeñas comunidades puede ser más reconfortante que la vida en la ciudad y como el dinero no es sinónimo de felicidad ( aunque ayuda el tenerlo ) todo ello con unos ácidos diálogos entonados por un grupo de actores que raya a un gran nivel general. Larry David vuelve a ser él mismo, un personaje lleno de tics muy divertido ( su aspecto físico al principio, luego un macgufffin de la propia cinta ) y patético a la vez, sus comentarios que no dudan en soltar verdades como puños aun sin pensar en como las dice. Por otro lado tenemos a John Hamm el cual cada vez se intenta alejar más y más de su Don Drapper ( el personaje que le ha dado fama  y a la vez quebraderos de cabeza ) con una interpretación huraña pero humana en el fondo, me hace gracia que una de los comentarios sobre la historia tenga que ver con las falsas identidades…. También muy destacables Eva Mendes así como un divertido Michael Keaton como ese patético vecino aspirante a criminal que quiere vengarse de los grandes acuerdos inmobiliarios ( algo que lleva al protagonista a ser considerado un “ héroe” tras su violenta acción, que ha privado de un hogar a niños enfermos…. ).

 

Mottola se muestra seguro en la dirección, desde la gran dirección de actores a la importancia de las pequeñas comunidades, algo que la emparenta con su soberbia Adventureland; del drama protagonizado por Jesse Eisenberg también citar como controla esa tierna ( y, repito, real ) historia de amor final con el protagonista y el personaje encarnado por Eva Mendes. El guión también se guarda de apuntes muy divertidos como la presencia del grupo Chicago ( con cameo de sus miembros incluido) y como afectaron a la historia “ popular” del pueblo, un chiste recurrente y que nos deja una escena final memorable. Mottola, tras pasar el filtro de los diálogos ametralladora de Aaron Sorkin demuestra buena mano con el guión de David y sus colaboradores, sacando momentos divertidos, humanos, patéticos y reales como la vida misma. El resultado es una divertidísima comedia en la que la improvisación, desde en los diálogos y divertidas situaciones hasta incluso en el vestuario ha jugado un importante papel, y en la que el personal estilo de Larry David queda subrayado (aunque se trata de un personaje completamente diferente, las obsesiones de David siguen aquí).

 

Larry David nos vuelve a abrir los ojos, y con la inestimable ayuda de un director en sintonía con él y un grupo de actores que lo dan todo nos aportan un relato vivaz y lleno de detalles.