viernes, 2 de noviembre de 2012

(Crítica - Sitges 2012) Cockneys vs zombies

Abuelo, enséñame a reventar cabezas y patear culos




Una de las grandezas del cine de muertos vivientes, tan de moda hoy en día gracias al éxito de propuestas como la novela gráfica The walking dead de Robert Kirkman adaptada con éxito por el canal de cable televisivo AMC, videojuegos y películas varias, es su mezcla de géneros y como muchas veces se cohesionan bien: el cine de zombies, denostado por parte generalizada de público como serie B o un divertimento puede ser una metáfora perfecta de la situación social y económica actual ( como demostró el padre fundador del género moderno George A. Romero con su seminal la noche de los muertos vivientes ) sino que también puede mezclar contenidos sociales con humor como demuestra ( en momentos ) esta cockneys vs zombies, debut en la dirección de Matthias Hoene.


Vemos un irónico prólogo donde un cartel de una bonita urbanización de pisos nos muestra en plano ascendente el estado de la construcción: apenas comenzado y nada que ver con la instantánea anterior. Allí dos obreros darán con una especie de catacumbas donde resurge un muerto viviente y ataca a dichos trabajadores. A su vez una pareja de hermanos ( Rasmus Hardiker y Harry Treadaway ) deciden atracar un banco junto con su prima  ( Michelle Ryan ) junto a un curioso equipo de compañeros, para conseguir dinero y que su abuelo ( Alan Ford, repitiendo el mismo papel que en Snatch de Guy Ritchie ) no pierda la asistencia médica que le brinda el asilo que va a ser derribado para poder construir el complejo de pisos. Pero el brote zombie asola Londres y cada grupo, jóvenes y abuelos por separado, lucharán por sus vidas con lo que tengan a mano mientras intentan reunirse y huir.


El film supone una mezcla algo irregular entre cine de zombies con cierto contenido social, como el prólogo ya comentado, que mezcla el boom inmobiliario junto con las estafas de grandes promotoras ( el banco al cual van a robar los jóvenes es donde se encuentra una gran suma de dinero que el jefe de la construcción de los edificios quiere hacer desaparecer ) y el papel de la gente mayor en la sociedad actual.


En su fase humorística el film no llega al nivel de la que puede ser considerada desde ya la mejor comedia con zombies de por medio como es Shaun of the dead de Edgar Wright. Sin embargo hay momentos destacables de puro humor inglés como el intento de asesinato del psicópata del grupo, ya infectado, al cual no pueden matar de un tiro en la cabeza porque tiene una placa metálica en la misma, herencia de la Guerra de Irak o, sobretodo en su parte final, con esas escenas de acción protagonizadas por el curioso grupo de abuelos cargados de armas: Alan Ford soltando insultos mientras revienta cabezas con su peculiar voz, junto a Honor Blackman ( la mítica Pussy Galore de Goldfinger ); el abuelo con un andador perseguido por los muertos ( en una escena divertida, sí, pero demasiado alargada una vez echa la gracia ) o ese duelo de abuelos armas en mano en sus sillas de ruedas ( música de western incluida ).


Un film simpático, sin pretensiones, con cierto contenido social y momentos humorísticos, en parta un homenaje a sus veteranos actores como Ford o Blackman  que en su parte final parecen un RED ( Robert Schtwenke, 2010 ) con muertos vivientes dirigido por Guy Ritchie y con consejos de un (descafeinado ) Edgar Wright.


NOTA: La película acaba de ganar el premio del público al mejor largometraje de la XXIII Semana de cine fantástico y de terror de San Sebastián.

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