Ya no soy
virgen
En los
oscuros y difíciles tiempos que vivimos, donde el día a día es una
dura cuesta para miles, millones de personas, no está de más ver
historias tan reales como duras como la que nos cuenta las
sesiones, agradable, optimista y
bienintencionado relato sobre la vida del poeta Mark O’ Brien.
El auténtico Mark O'Brien |
O’
Brien sufrió polio siendo un niño y desde los seis años solo podía
mover la cabeza, a la vez que necesitaba aire asistido para poder
respirar. Pero su espíritu de superación e interés le hicieron
estudiar en la universidad convirtiéndose en un célebre poeta; así
lo vemos en el prólogo del film con imágenes de archivo reales
sobre esa etapa de la vida del escritor. Católico de educación (
sus conversaciones con el cura encarnado por un acertado William H.
Macy son de lo mejor de la cinta ), la historia se centra en el
momento en que a O’Brien le encargan un artículo sobre el sexo de
los discapacitados, encargo que coincide con la lívido abultada del
propio escritor quien, por razones físicas, se ha visto incapacitado
de copular en sus 34 años de vida.
Por
ello el poeta cambiará a su cuidadora, de la cual se enamora y
confiesa sus sentimientos, pero la chica reniega en primera instancia
de él. Buscando consejo entre las confesiones con el cura y amigos,
acabará contratando a una terapeuta sexual ( una fantástica y
desinhibida Helen Hunt, nominada al Oscar a la mejor actriz de
reparto ). Ésta, en una tanda de seis
sesiones como máximo, indagará en las deficiencias físicas de él,
pero sobretodo en su mente y educación católica, la cual hace que
tenga problemas para llegar a una penetración sin eyacular
precozmente; el poeta cree que debe acceder al matrimonio primero y
además se culpa del sufrimiento de sus padres por cuidar de él así
como de la pérdida de su hermana pequeña debido a que sus
progenitores estaban ocupados cuidando del niño enfermo.
Cuestión
de actores
El
acceso a una historia que podría ser terriblemente dramática, como
hemos visto en otros films protagonizados por discapacitados como mi
pie izquierdo ( Jim Sheridan, 1989 ) o la escafandra y la mariposa ( Julian Schnabel,2007), en cambio es un sencillo relato luminoso y alegre, donde
vemos la lucha de O’ Brien por llegar a mantener relaciones
sexuales satisfactorias.
Es
curioso el tratamiento de la religión ( O’ Brien y sus dilemas
morales que provocan su insatisfacción sexual precoz; como duerme
bajo la mirada de ese retrato de la Virgen María; el hecho de que la
terapeuta –atea - se convierta al judaísmo para hacer feliz a su
marido y suegra ) así como del sexo, del cual se habla y muestra sin
tapujos. La dirección de Ben Lewis, curtido en la televisión británica,
es sencilla y directa, dejando el peso del relato a sus fantásticos
actores, así como de un agradecido sentido del humor inherente a su
protagonista.
Y aquí
encontramos lo mejor de la cinta, con ese trío de protagonistas
fabuloso: desde ese cura encarnado por H. Macy ( el cual recordemos
actualmente está triunfando en televisión como el padre amoral y
ruin de la versión USA de Shameless ) y sus conversaciones sobre
sexo y demás fantasías con O’ Brien, pasando por la terapeuta
encarnada por una valiente Helent Hunt, la cual no duda en sus
numerosos desnudos integrales pero también lleva a cabo un desnudo
emocional muy llamativo – citar su reacción cuando recibe el pago
de la última sesión o su lectura del poema escrito por el poeta
hacia ella - , algo acentuado con su química con el protagonista.
Hunt vuelve por la puerta grande, después de ganar el Oscar por
Mejor imposible y tener unos años de ostracismo.
Y es
que las sesiones demuestra, por si alguien no lo había notado, el
talento de John Hawkes,
ascendente actor que después de sus trabajos en destacadas series (
como Deadwood
de HBO ) salió a la luz con su nominación al Oscar por Winter’s
Bone ( cinta que también descubrió a
Jennifer Lawrence
) en esta cinta demuestra una humanidad y su explosión de
sentimientos a pesar de que solo puede actuar con la cabeza. Pero el
fino sentido del humor que irradia el poeta, sus penetrantes y
expresivas miradas, hacen que su interpretación no caiga en las
convenciones tópicas y nos regale un carácter vitalista y
atrayente. Además su química con el resto de los actores es
suprema: sus conversaciones con sus cuidadores o con el cura son
impagables, sus respuestas agudas y divertidas o su relación con la
terapeuta, conmovedora y nada maniquea; dicen que para ser nominado
y/o ganar un premio de la academia de Hollywood debes encarnar a un
retrasado o discapacitado, Hawkes ni siquiera ha sido nominado a
pesar de que su labor es una de las más difíciles pero a la vez
completas del año.
Que no os
engañe la premisa del film, pues no estamos ante un film dramático
( que lo es, en el buen sentido: su clímax ) ni maniqueo ( como
indomable, ese tramposo film francés de éxito desorbitado… ) sino
agradable, modesto para con sus intenciones y con unas
interpretaciones muy muy remarcables. Un soplo de vida, una alegría
valga la paradoja.
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