Hay
que reconocer que el dramaturgo William Shakespeare es el padre de
todos los dramas y es que en sus diferentes trabajos ha tratado la
moralidad humana, el amor así como toda una extensa gama de
sentimientos de manera maestra, creando escuela en la dramaturgia así
como cualquier actor y actriz digno de ser llamado así debe de
conocer y/o haber representado alguna de las célebres obras del
autor inglés. Es más, tal como apuntó un célebre actor todos los
actores deberían interpretar a Hamlet y el que lo hiciera mejor,
sería digno del premio (en pregunta sobre la competencia en los
Oscars).
Las
obras de Shakespeare se adaptan a cualquier tipo de relato y época,
así de universales osn: desde las adaptaciones clásicas de actores
como Laurence Olivier y su Hamlet ( Oscar a la mejor película en
1948 ), Orson Welles y su campanadas a medianoche (1965) o más recientemente Kenneth Brannagh ( con sus
inmensas Enrique V y sobretodo Hamlet o sus simpáticas mucho ruido y
pocas nueces o trabajos de amor perdidos) hasta las más modernas como ese Hamlet (2000) de Michael
Almereyda protagonizado por Ethan Hawke, comedias románticas teen
como 10 razones para odiarte (1999) , el Ricardo III (1995) de Richard Loncraine con un estupendo Ian McKellen o los arrojos
visuales de Julie Taymor con sus Titus (1999) y la tempestad (2010), la prosa del
inglés puede ser vista y mostrada de variadas formas.
De
esta manera otro de los clásicos y más brillantes actores ingleses
de la actualidad, Ralph Fiennes, debuta en la dirección
cinematográfica con una adaptación de la obra Coriolanus. Para
llegar a tal empresa ha cogido a un plantel de brillantes actores
como los veteranos Brian Cox o Vanessa Redgrave así como Gerard
Butler ( 300 ), James Nesbitt y la ascendente Jessica Chastain ( en
un corto pero muy bien aprovechado papel ) y se ha aliado con John
Logan (quien recientemente ha triunfado con el nuevo 007, Skyfall )
en tareas de adaptación, aparte de que ambos son los productores de
la cinta.
Fiennes
nos presenta una historia ambientada en una ficticia y atemporal Roma
( con la presencia física de Inglaterra ) donde él interpreta a
Cayo Marcio, un general tan brillante en el campo de batalla como
rudo en sus palabras. Se habla de diferencias de clases entre los
patricios y la plebe ( esa escena inicial donde hay una revuelta en
una fábrica de grano ) así como un posible conflicto militar con
los volcos, liderados por un antiguo compañero de armas de Cayo
Marcio, ( Gerard Butler, quien aporta presencia física…y poco más
). Después de un cara a cara entre los dos rivales donde saldrá
vencedor Cato Marcio siendo nombrado Corolianus como tercer apellido
en honor a su victoria, éste será nombrado pero necesita de la
aprobación del pueblo, cosa que le es denegada después de las malas
artes de unos políticos y su oratoria y es condenado al exilio. Allí
se aliará a su antiguo enemigo y marchará clamando venganza contra
Roma. Pero su madre ( una fantástica Vanessa Redgrave ) y su mujer
intentarán parar esta rebelión arrodillándose ante él.
El
film demuestra como cualquier relato de Shakespeare se puede
ambientar en épocas diferentes y aún así hablar de los mismos
temas con la misma fuerza. También comentar que, debido al retraso
del estreno de la cinta ( la cual llega con dos años de retraso,
después de haber sido vista en el festival de Berlín de 2011 ), la
misma se estrena en una época social convulsa muy parecida a la
mostrada en el relato de Fiennes. Corrupción política, la
diferencia de clases, el poder de la oratoria como arma igual de
poderosa que la pistola o el fusil, la
corrupción del alma humana por el ansia de poder, la influencia de
una madre sobre su hijo (que importante son las madres para
Shakespeare ) entre otros temas se tocan en este desigual relato obra
primeriza de su director.
Y es
que Fiennes confía demasiado en la prosa adaptada por Logan y en las
actuaciones de su reparto para dejarnos un relato que avanza a
trompicones y con un desarrollo dramático insatisfactorio. A
pesar de dejar bien apuntados los temas antes comentados, la cinta no
sabe mostrar la historia de manera clara, por ejemplo el cara a cara
entre Marcio y Audifio ( quien es rival de Roma, aunque no se acaba
de saber porqué ) tiene lugar a la media hora para después pasar a
fijarse en otros aspectos; pronto sabemos que el principal rival de
Marcio es él mismo aunque el desarrollo de su excesivo personaje (
mostrado de igual manera por el propio Fiennes ) no es del todo
satisfactorio. Asimismo las otras actuaciones, aunque a un buen
nivel, no acaban de atraer la atención del público. Fiennes cree
proveer un inteligente y complejo relato sobre el poder pero lo que
nos da es tedio y pesadez. Puedes confiar en los largos monólogos
siempre interesantes de Shakespeare pero en este caso nuestra
atención pronto se ve disuelta y las dos horas de duración de la
cinta se hacen largas, a pesar de que durante el desarrollo
dramático parece faltar algo por el camino.
Hay
ideas aisladas de puesta en escena destacables ( esa policía que en
el uso de sus escudos parece recordarnos a las formaciones del
ejército romano clásico o ese trono de Marcio que es…una silla
de barbero – pues el personaje se caracteriza por ir con la cabeza
rasurada, algo que harán sus seguidores una vez se convierta en algo
así como un dictador) pero falla la narración y el desarrollo
dramático de los personajes: aquí no hay actuaciones modélicas e
hipnóticas como ese Ricardo III encarnado por Ian McKellen o la
locura visual y sonora ( junto a apuntes gore ) del grandioso Titus
de Julie Taymor ( otra cinta que no se ha podido ver en España
gracias a su nula distribución; recuperadla ) que ayuden a ganar
nuestro interés. Algún plano de extrema fuerza como ese Marcio con
la cara ensangrentada cual Marte Dios de la guerra pero queda lejos
de lo que podría haber sido el relato con un director con más
arrojo visual y concreción dramática. Un debut fallido.
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