En una época convulsa donde la avaricia, la burocracia, la sed de amasar más y más dinero y poder a costa del desfavorecido, las injusticias sociales, humanas y laborales así como la sobreproducción y la inflación de los precios (sin ir más lejos, la explosión de la vivienda) han provocado la crisis económica, social y humana en la que estamos inmersos y que no parece que se vaya a solucionar a corto/medio plazo.
Por eso el cine de género suele triunfar en estas situaciones, donde el espectador quiere olvidarse por unos momentos de las penurias que nos ha tocado vivir y ser transportado a otros momentos, divertirse y dejar tus pensamientos negativos fuera; y más si puede ser con un show televisivo directo, una serie B violenta y sexual que parece ser una fantasía (homo y hetero) donde nuestros más sucios pensamientos se pueden cumplir aunque no lo reconozcamos. Así es Spartacus (2010 - ).
No voy a decir que sus creadores sean adivinos y viendo el panorama que se venia encima, crearan una ficción donde el oprimido se alza ante la injusticia consolidando sus derechos a base de golpe y desmembramiento, la historia del esclavo Espartaco, desvirtuada a conciencia de su aporte histórico para su desarrollo dramático, que se levantó ante Roma para conseguir su libertad y la de sus compañeros privados de cualquier derecho es una historia que se adecua perfectamente al tiempo que nos ha tocado vivir. Si a esto le sumamos su contenido gore y sexual, más y más elevado a cada temporada que pasa, donde nuestros pensamientos primarios parecen salir a la luz ( ¿ a quien no le gustaría acabar con el banquero que le está robando su dinero o el político que mira por sus intereses? Y a continuación celebrar ese alzamiento rodeado de mujeres ( u hombres ) y bebida....), un aspecto visual más depurado, actores cumplidores tanto en el aspecto actoral con en el físico ( cuasi más importante en este show, aunque hay sorpresas : ese matrimonio formado por John Hannah y Lucy Lawless ) y unas tramas sencillas aunque con sus situaciones dramáticas, la serie se ha convertido en la ficción de bandera del canal Starz.
Su creador, Steven S. DeKnight, quiere cerrar la historia por todo lo alto, por lo que esta tercera temporada será la última. Parece ser que tenía tramas para llegar a las cuatro-cinco temporadas pero ha decidido unir tramas y darnos la sesión más violenta, entretenida y sin complejos posible. En diez episodios restantes veremos como el alzamiento de Spartacus amenaza con llegar a las puertas de Roma y como la República deberá sacar sus armas para poder acabar con esa rebelión. Pero no os engañeis, Starz no va a dejar perder su gallina de los huevos de oro, por lo que está preparando un spin off del show protagonizado por Julio César. Esta nueva serie estaría centrada en
la figura de Cayo Julio César, personaje que será introducido en
Spartacus: War of the Damned en la piel del actor australiano Todd
Lasance como uno de los hombres que acompañarán a Marco Licinio
Craso, al que da vida el británico Simon Merrells, en su misión de
aplastar la rebelión de esclavos liderada por Espartaco.
Así el inicio del episodio, Enemigos de Roma, ya demuestra como el show temporada tras temporada, se quiere superar a sí mismo: en un travelling donde vemos las consecuencias de una enorme batalla donde Espartaco ha conseguido reunir un ejército (liberando minas de trabajo, pueblos, etc en una serie de secuencias narradas en breves flash-backs contenidos y bien hilvanados) y combate contra el ejército romano, al cual derrota si bien los líderes romanos huyen. Espartaco, el cual ha vuelto a robar el estandarte romano del águila (metáfora de su incipiente victoria momentánea: ¡ver como usa ese mismo águila como mortífera arma rompe-cráneos!) para vergüenza de Roma, debe lidiar con un gran ejército que va creciendo en número aunque no en calidad, así como sus penurias con la comida - esa (demasiado) gráfica escena del caballo - y que no tienen un lugar donde cobijarse.
Por su parte desde Roma pedirán ayuda a Marcus Crassus (Simon Merrells), un senador con alto poder económico, que apoyará con su ayuda para poder acabar con la rebelión de esclavos, a cambio de liderar el nuevo ejército bajo las órdenes de los dos generales que están siendo derrotados. Pero el ansia de poder de Craso conseguirá que esos generales sean eliminados por Espartaco por lo que Craso conseguirá el poder absoluto del ejército para poder ir contra los esclavos.
La ficción empieza en su última sesión dándolo todo: desde esa multitudinaria escena de batalla a campo abierto, con el elemento gore elevado a niveles orgásmicos - esa cabeza chafa por el estandarte; el travelling en contrapicado; esa escena homenaje-plagio a una de las muertes más célebres de Gladiator (Ridley Scott, 2000)...- así como sus otros elementos característicos: ¿queréis sexo? Pues mirad a Gannicus copulando con tres mujeres; ¿¿ acción?? Muchas más escenas, violentas e hiperactivas.
Pero el mejor aporte de este primer episodio es la entrada en escena de Marco Craso, un senador que sobrepone el nombre de su familia por encima de todo (un poco como Atia de los Julios en Roma de HBO) y que tiene un interesante desarrollo dramático así como la labor de su actor, el inglés Simon Merrells. Éste se entrena con un antiguo campeón de la arena, a pesar de que su hijo Tiberio considere que las personas libres estén por encima de los esclavos por su condición, algo que el padre le demostrará a base de golpes. Además su oscuro plan para poder conseguir el control de ejército y el ansia de acabar con Espartaco, nos brindan un interesante antagonista que puede suplir la falta de un personaje con carisma como fue el de Lucreacia (Lucy Lawless).
Spartacus ha empezado por todo lo alto, con todo lo bueno y malo que significa eso, si bien ya ha introducido un interesante personaje que puede dar buenos momentos en sus cara a cara contra los rebeldes esclavos.
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