miércoles, 20 de febrero de 2013

(Crítica) House of cards ( 2013 )

Nadie me faltará al respeto




Por fin llega a las pantallas españolas, gracias a canal Plus, una de las series más esperadas de este año tanto por ser la nueva serie de ficción del canal Netflix ( canal de VOD que ya tiene una serie creada: Lilyhammer, protagonizada por el gran Stevne Van Zandt – Silvio en los Soprano, así como guitarrista de la E Street Band), el reencuentro entre el actor Kevin Spacey y el director David Fincher tras Se7en ( en el primer proyecto televisivo de Fincher, uno de los gurús visuales de los últimos años ) así como una nueva versión de la soberbia serie británica House of cards (1990) protagonizada por el superlativo Ian Richardson .

El show consta de dos temporadas aprobadas y un presupuesto de 100 millones de dólares así como un interesante cast y nombres populares en la dirección de los 13 episodios que conformarán la primera sesión de la serie ( David Fincher dirige los episodios 1 y 2; los restantes serán dirigidos por James Foley –Glengary Glenn Ross -; Joel Schumacher - tiempo de matar, donde trabajó Spacey -; Allen Coulter - Los Soprano, Hollywoodland -, o Carl Franklin - el demonio vestido de azul-) Es digno de apuntar la manera en que ha sido estrenado en Estados Unidos, estando toda la temporada disponible desde el día 1 de febrero.



Intentaré ser lo más objetivo posible, aunque es imposible no ver esta versión sin tener en cuenta la serie original homónima. Realicé un breve artículo de opinión sobre la misma.. En breve, cuando haya acabado la emisión de la temporada completa realizaré una comparación de ambas series. En este artículo hablaré de los episodios dirigidos pro Fincher, los número 1 y 2. Por lo pronto comentar que ambas series tienen un protagonista sugestivo e hipnótico con el que no cuesta empatizar a pesar de sus amorales acciones, como la ruptura de la cuarta pared (el actor protagonista nos habla a nosotros la audiencia directamente ) será un recurso de puesta en escena y dramático continuo y con una visión negra del mundo político; también es curioso que bien se asemeja la trama al sistema político diferente de cada país, algo que desarrollaré en el futuro.

Que negra es la política

Hay un accidente de coche y vemos como un perro es atropellado mientras el coche huye. A su encuentro acude Francis Underwood ( un excelente Kevin Spacey ) el cual nos habla directamente y nos dice que “hay dos clases de dolor, el que nos hace más fuertes y el dolor inútil, y yo no tengo paciencia para las cosas inútiles” mientras asfixia al perro y acaba con su agonia; esta secuencia ya sirve para definir en una breve pero elocuente y bien ejecutada escena la personalidad del personaje protagonista de la serie: alguien amable y de buen trato a simple vista pero que no dudará en acabar ( ¿ manchándose las manos? ) con cualquier impedimento u persona o acción que prohíba alcanzar sus metas.

Y es que Underwood, quien es el coordinador de la mayoría de la cámara, “ el plomero que desatasca las tuberías” en irónica comparación, pensaba que iba a ser el próximo secretario e estado pero ese puesto se le es concedido a otro, para su pesar. En una primera instancia reaccionará de manera apesadumbrada a esa decisión pero, tras una noche despierto y con la compañía de la nicotina y su inteligente esposa ( Robin Wright, en un papel muy protagonista), elaborará un plan para hacer caer a todos aquellos que lo han traicionado.



La serie, creada por Beau Willimon ( quien tiene experiencia en esto de las tramas políticas: es uno de los guionistas de la estimable los idus de marzo de George Clooney ), nos muestra una visión cínica de la política estadounidense, con acertados diálogos ( “ cuando la teta es tan grande, todos hacemos cola” ; “ estamos en el mismo bote, pero si se hunde solo podré salvar a uno de los 2 “ son solo algunas de las agudas sentencias de Underwood ) y unos personajes hambrientos de poder y gloria. Al igual que en la serie británica, hace acto de presencia una joven periodista ( Kate Mara, hermana de Rooney Mara, quien aparecía brevemente en La red social y era la protagonista de la versión USA de Millenium: los hombres que no amaban a las mujeres, ambas cintas de Fincher ) lo cual propicia un discurso sobre el poder del conocimiento y de la nueva era de la información con Internet ( a la inexperta periodista se le insulta con la palabra “ twitera” ). Underwood será su garganta profunda particular, después de ver una foto en internet donde el político se fijó en el trasero de la periodista ( una acción trivial convertida en un fenómeno gracias a la red ).

Se ha criticado mucho al show si bien para mí, y confesando ser un fan total de la serie británica ( la cual me parece un drama humano y político atemporal e insuperable ) he de decir que he disfrutado como un bellaco con este inicio de serie. La serie cuenta con una narración dinámica y alegre, un ritmo endiablado algo que no se esperaba en un show eminentemente político, “ sesudo” y adulto; en la primera secuencia el personaje principal, omnipresente, ya queda definido y en secuencias consecutivas vamos de la mano de él se nos describe el funcionamiento del gobierno USA así como sus interioridades; la mejor secuencia al respecto es la de la reunión posterior a la victoria , donde en plano secuencia Underwood nos describe directamente a los miembros del gobierno ( ojo con su referencia a la secretaria del presidente: “ mujer: hecho; cargo con poder: hecho; latina: hecho, hecho, hecho “ ). Y es que la política es como un baile, como ese vals que suena en la cena del Gobernador ( tema que también sonaba en Eyes Wide Shut ) donde bailas con quien te interese ser tu acompañante, no hay mejor metáfora.



Fincher realiza una dirección centrada en sus actores, aunque como ya he comentado ésta esta narrada con un ritmo muy vibrante. El estilo fotográfico es muy similar a su excelente la red social. Además podemos ver otros guiños a su propia filmografía, como esos SMS que salen en pantalla ( como los anuncios de IKEA de el club de la lucha ) un toque moderno algo innecesario en esta clásica trama. El acabado técnico es muy destacable, algo común a la labor de Fincher, así como destacar la banda sonora de uno de los mejores músicos de televisión, Jeff Beal ( Roma, Carnivalé ).



Punto y aparte para los actores: Spacey está sensacional en su papel de político traicionado pero que atentará contra todos usando su inteligencia y contactos, es un carácter que enseguida se hace con nuestra atención a pesar de ser un hijo de puta ambicioso. Además cuenta con una excelente química con su mujer en la ficción Robin Wright, la cual forman una pareja malévola, apoyados uno en el otro; esas escenas en la oscuridad de la noche delante de la ventana compartiendo un cigarro y como, con esos silencios, ambos actores se lo dicen todo. Una pareja que nos puede dar excelentes momentos, si bien el posterior desarrollo del carácter de ella no sé aún si me convence. Por el contrario tenemos a Kate Mara la cual está correcta pero su aspecto es demasiado juvenil para tan ambicioso y central personaje. Destacar en roles secundarios a MIchael Kelly como el ayudante de Underwood y Corey Stoll como Peter Russo, el diputado que ser convertirá en el títere del ambicioso político.


Un excelente arranque en mi opinión, veremos como se desarrolla la trama si bien ya pronostico que el hecho de que aunque cuente con 13 episodios no será tan ambiciosa y dura moralmente hablando como la serie británica homónima; aunque no quiero comparar aún y espero un show inteligente, adulto y bien desarrollado.

1 comentario:

  1. No es su secretaria, sino su jefa de gabinete/personal, su mano derecha, la que gestiona toda la política y el personal de la Casa Blanca. Si seguías el Ala Oeste, su Leo McGarry. Precisamente es su papel el que no me gusta: Es poco creíble que sea tan poco leal a su jefe y tal leal a Underwood.

    En todo caso, son detalles menores. Me encanta la crítica que has hecho, excepto ese detalle

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