Nadie me faltará al respeto
Por
fin llega a las pantallas españolas, gracias a canal Plus, una de
las series más esperadas de este año tanto por ser la nueva serie
de ficción del canal Netflix ( canal de VOD que ya tiene una serie
creada: Lilyhammer, protagonizada por el gran Stevne Van Zandt –
Silvio en los Soprano, así como guitarrista de la E Street Band),
el reencuentro entre el actor Kevin Spacey y el director David
Fincher tras Se7en ( en el primer proyecto televisivo de Fincher, uno
de los gurús visuales de los últimos años ) así como una nueva
versión de la soberbia serie británica House of cards (1990)
protagonizada por el superlativo Ian Richardson .
El
show consta de dos temporadas aprobadas y
un presupuesto de 100 millones de dólares así como un interesante
cast y nombres populares en la dirección de los 13 episodios que
conformarán la primera sesión de la serie ( David Fincher dirige
los episodios 1 y 2; los restantes serán dirigidos por James Foley –Glengary Glenn Ross -; Joel Schumacher - tiempo de matar, donde trabajó Spacey -; Allen Coulter - Los Soprano, Hollywoodland -, o Carl Franklin - el demonio vestido de azul-) Es digno de apuntar la
manera en que ha sido estrenado en Estados Unidos, estando toda
la temporada disponible desde el día 1
de febrero.
Intentaré
ser lo más objetivo posible, aunque es imposible no ver esta versión
sin tener en cuenta la serie original homónima. Realicé un breve artículo de opinión sobre la misma.. En breve, cuando haya
acabado la emisión de la temporada completa realizaré una
comparación de ambas series. En este artículo hablaré de los
episodios dirigidos pro Fincher, los número 1 y 2. Por lo pronto
comentar que ambas series tienen un protagonista sugestivo e
hipnótico con el que no cuesta empatizar a pesar de sus amorales
acciones, como la ruptura de la cuarta pared (el actor protagonista
nos habla a nosotros la audiencia directamente ) será un recurso de
puesta en escena y dramático continuo y con una visión negra del
mundo político; también es curioso que bien se asemeja la trama al
sistema político diferente de cada país, algo que desarrollaré en
el futuro.
Que negra es
la política
Hay un
accidente de coche y vemos como un perro es
atropellado mientras el coche huye. A su encuentro acude Francis
Underwood ( un excelente Kevin Spacey ) el cual nos habla
directamente y nos dice que “hay dos clases de dolor, el que nos
hace más fuertes y el dolor inútil, y yo no tengo paciencia para
las cosas inútiles” mientras asfixia al perro y acaba con su
agonia; esta secuencia ya sirve para definir en una breve pero
elocuente y bien ejecutada escena la personalidad del personaje
protagonista de la serie: alguien amable y de buen trato a simple
vista pero que no dudará en acabar ( ¿ manchándose las manos? )
con cualquier impedimento u persona o acción que prohíba alcanzar
sus metas.
Y es
que Underwood, quien es el coordinador de la mayoría de la cámara,
“ el plomero que desatasca las tuberías” en irónica
comparación, pensaba que iba a ser el próximo secretario e estado
pero ese puesto se le es concedido a otro, para su pesar. En una
primera instancia reaccionará de manera apesadumbrada a esa decisión
pero, tras una noche despierto y con la compañía de la nicotina y
su inteligente esposa ( Robin Wright, en un papel muy protagonista),
elaborará un plan para hacer caer a todos aquellos que lo han
traicionado.
La
serie, creada por Beau Willimon ( quien tiene experiencia en esto
de las tramas políticas: es uno de los guionistas de la estimable
los idus de marzo de George Clooney ), nos muestra una visión cínica
de la política estadounidense, con acertados diálogos ( “
cuando la teta es tan grande, todos hacemos cola” ; “ estamos en
el mismo bote, pero si se hunde solo podré salvar a uno de los 2 “
son solo algunas de las agudas sentencias de Underwood ) y unos
personajes hambrientos de poder y gloria. Al igual que en la serie
británica, hace acto de presencia una joven periodista ( Kate Mara,
hermana de Rooney Mara, quien aparecía brevemente en La red social y
era la protagonista de la versión USA de Millenium: los hombres que
no amaban a las mujeres, ambas cintas de Fincher ) lo cual propicia
un discurso sobre el poder del conocimiento y de la nueva era de la
información con Internet ( a la inexperta periodista se le insulta
con la palabra “ twitera” ). Underwood será su garganta profunda
particular, después de ver una foto en internet donde el político
se fijó en el trasero de la periodista ( una acción trivial
convertida en un fenómeno gracias a la red ).
Se ha
criticado mucho al show si bien para mí, y confesando ser un fan
total de la serie británica ( la cual me parece un drama humano y
político atemporal e insuperable ) he de decir que he disfrutado
como un bellaco con este inicio de serie. La serie cuenta con una
narración dinámica y alegre, un ritmo endiablado algo que no se
esperaba en un show eminentemente político, “ sesudo” y adulto;
en la primera secuencia el personaje principal, omnipresente, ya
queda definido y en secuencias consecutivas vamos de la mano de él
se nos describe el funcionamiento del gobierno USA así como sus
interioridades; la mejor secuencia al respecto es la de la reunión
posterior a la victoria , donde en plano secuencia Underwood nos
describe directamente a los miembros del gobierno ( ojo con su
referencia a la secretaria del presidente: “ mujer: hecho; cargo
con poder: hecho; latina: hecho, hecho, hecho “ ). Y es que la
política es como un baile, como ese vals que suena en la cena del
Gobernador ( tema que también sonaba en Eyes Wide Shut ) donde
bailas con quien te interese ser tu acompañante, no hay mejor
metáfora.
Fincher
realiza una dirección centrada en sus actores, aunque como ya he
comentado ésta esta narrada con un ritmo muy vibrante. El estilo
fotográfico es muy similar a su excelente la red social. Además
podemos ver otros guiños a su propia filmografía, como esos SMS que
salen en pantalla ( como los anuncios de IKEA de el club de la lucha
) un toque moderno algo innecesario en esta clásica trama. El
acabado técnico es muy destacable, algo común a la labor de
Fincher, así como destacar la banda sonora de uno de los mejores
músicos de televisión, Jeff Beal ( Roma, Carnivalé ).
Punto
y aparte para los actores: Spacey está sensacional en su papel de
político traicionado pero que atentará contra todos usando su
inteligencia y contactos, es un carácter que enseguida se hace con
nuestra atención a pesar de ser un hijo de puta ambicioso. Además
cuenta con una excelente química con su mujer en la ficción Robin
Wright, la cual forman una pareja malévola, apoyados uno en el otro;
esas escenas en la oscuridad de la noche delante de la ventana
compartiendo un cigarro y como, con esos silencios, ambos actores se
lo dicen todo. Una pareja que nos puede dar excelentes momentos, si
bien el posterior desarrollo del carácter de ella no sé aún si me
convence. Por el contrario tenemos a Kate Mara la cual está correcta
pero su aspecto es demasiado juvenil para tan ambicioso y central
personaje. Destacar en roles secundarios a MIchael Kelly como el ayudante de Underwood y Corey Stoll como Peter Russo, el diputado que ser convertirá en el títere del
ambicioso político.
Un
excelente arranque en mi opinión, veremos como se desarrolla la
trama si bien ya pronostico que el hecho de que aunque cuente con 13
episodios no será tan ambiciosa y dura moralmente hablando como la
serie británica homónima; aunque no quiero comparar aún y espero
un show inteligente, adulto y bien desarrollado.
No es su secretaria, sino su jefa de gabinete/personal, su mano derecha, la que gestiona toda la política y el personal de la Casa Blanca. Si seguías el Ala Oeste, su Leo McGarry. Precisamente es su papel el que no me gusta: Es poco creíble que sea tan poco leal a su jefe y tal leal a Underwood.
ResponderEliminarEn todo caso, son detalles menores. Me encanta la crítica que has hecho, excepto ese detalle