Banqueros que se jubilan
con pensiones millonarias mientras (sobre)explotan el precio del
suelo y el tocho para el sufrimiento de miles de familias, políticos
que reciben trajes y demás “obsequios”, escuchas ilegales,
miembros de la realeza corruptos.... El panorama político siempre
está lleno de polémicas, donde parece que, en una demostración de
la inmoralidad del ser humano de los últimos siglos, el político
piensa más en su beneficio y su bolsillo que en el bien común, para
el que se supone que trabaja. He puesto algún ejemplo de estos
deslices a nivel nacional ( hay que ver como está el patio en
nuestro maltrecho país ) aunque es un síntoma mundial.
Por ello está más de
actualidad que nunca, y no solo porque esté a punto de estrenarse en
España su versión USA ( el 21 de febrero en Canal + ) y ya está
disponible en Estados Unidos mediante su curioso estreno en Netflix (
los 13 episodios estrenados a la vez ) , el drama político inglés
House of cards ( 1990 ) dirigido por Paul Seed ( la
temporada 1 y 2 ) y Mike Vardy ( la temporada final, The final cut )
con guión de Andrew Davies que adapta las novelas de Michael
Dobbs. Esta soberbia serie inglesa es todo un ejemplo de la
corriente política corrupta que asola el mundo estos días además
de una ficción maestra en sus lineas narrativas y artísticas.
Por eso creo conveniente
hacer un análisis breve de la primera temporada ( en posteriores,
aunque más breves, artículos comentaré las temporadas 2 y 3 ) en
base a una futura comparación con la versión estadounidense, un
gran salto de Netflix en la construcción de ficciones propias y de
una gran ambición ( 2 temporadas pactadas, 100 millones de dólares
de presupuesto, David Fincher como productor y director de los
dos primeros episodios; Kevin Spacey como protagonista
absoluto, con un gran reparto de secundarios ). Además supone la
inauguración de una nueva sección en el blog, TIENES QUE
VERLA, donde desde noentiendoelfinal intentaremos hablar de
series y películas que no tengan el reconocimiento justo, material
de culto y/o semi-olvidado que merece ser visto y apreciado.
Nuestra
sociedad está llena de ratas
El punto de partida de
House of cards no puede ser más simple : Francis Urquhart ( un
superlativo Ian Richardson ) es el jefe de grupo ( una especie
de comandante de las tropas del partido ) de los conservadores y
gracias a su buen hacer ha conseguido la reelección del primer
ministro Henry Collingridge ( David Lyon ) a cambio de una
cartera en el ministerio pero esta promesa es rota por el primer
ministro. Entonces Urquhart usará toda su inteligencia y artimañas
para vengarse y llegar a lo más alto.
La serie, de apenas 4
episodios de una hora de duración cada uno por temporada ( algo que,
ya vaticino, puede ser un inconveniente en el show USA, de 13
episodios por temporada: las series británicas suelen ser más
concisas y directas gracias a su duración, algo que, cuando es una
buena ficción, aumenta su calidad ), es de un gran poder dramático,
un cuento sobre la codicia, la ambición humana, la corrupción,
donde se nos demuestra que la política es una inmensa farsa. Para
ello se sustenta tanto en un guión muy inteligente tanto en su
construcción como en sus decisiones morales como en una notable
puesta en escena ( con un uso soberbio de la ruptura de la cuarta
pared; más adelante comentaremos ) y un excelso trabajo de todos sus
actores, con especial mención a Ian Richardson en uno de los papeles
más atrayentes y ambiguos de los últimos años.
La serie , cuyo título
House of cards o Castillo de naipes juega con un doble sentido (
House como parlamento; Cards como los miembros políticos con los que
juega Urquhart ), nos muestra a un protagonista amoral, ambicioso,
extremadamente inteligente e hipnótico en sus buenas palabras y
monólogos, algo que es elevado a losm altares de las grandes
actuaciones gracias a la labor de Richardson: sus miradas cómplices,
ese latiguillo que ya es mítico cuando quiere hacer saber algo que
piensa pero no lo dice directamente ( “ Yo me abstengo de hacer
comentarios “ ), su tranquilidad aunque sabes que está
urdiendo su siguiente paso. Por ello ese recurso de puesta en escena
donde hay una ruptura total de la cuarta pared, es decir, que
Urquhart se dirige directamente a la audiencia como si mantuviera un
diálogo con nosotros, nos explica como funciona la política y las
pobres almas humanas que son esos codiciosos aunque tontos políticos,
nos lanza miradas picaronas, llenas de mensajes sin falta de
palabras, cómplices. La labor del actor ( premiado con un BAFTA por
su labor ) junto a este sorprendente y tan bien usado truco de puesta
en escena se conjugan perfectamente para aumentar la calidad e
interés tanto de la actuación del protagonista como de la serie en
sí; además este recurso hace que nos sintamos cómplices con
Urquhart, como si entablásemos una amistad con él, queremos que el
protagonista triunfe en sus planes a pesar de sus amorales acciones,
incluso delictivas. Nunca había sentido un acercamiento tal hacia
tan ambiguo carácter televisivo, quizás con el Tony Soprano ( James
Galdonfini ) de los Soprano.
El plano, aunque el show
está lleno de numerosos momentos que ayudan a la descripción del
protagonista, que mejor describe a Urquhart y a la propia ficción en
sí, es un momento del primer episodio donde él está en un piso
superior del parlamento mirando en contrapicado a los miembros de él
y explicando sus planes futuros; mira a “sus juguetes” como si
fuera un maestro titiritero, a la vez que suelta un monólogo hacia
nosotros como si fuera un cura dando el sermón del domingo y sus
feligreses ( nosotros, la audiencia ) estuviéramos absorbidos por su
elocuencia.
La ficción está
ambientada en el partido conservador, detalle nada casual, algo
ejemplificado en uno de los primeros momentos de la serie donde
Urquhart está mirando un retrato de Margaret Thatcher mientras
comenta lacónico “ todo tiene un fin”; esta sentencia sirve
tanto para ver como todo lo bueno desaparece como para ver
anticipadamente como se puede acabar con cualquier cargo político o
situación de cualquier índole.
La venganza de Urquhart
será la de ir haciendo caer a miembros políticos uno a uno gracias
a sus conocimientos de sus secretos como sus artimañas, y donde
vemos una descripción de la debilidad del ser humano actual, llenos
de deficiencias todas ellas alrededor del sexo, el dinero y las
drogas: el miembro del parlamento que va a un prostíbulo y no sabe
volver a la casa electoral ( lo que provocará que Urquhart compre su
silencio con votos ), el adicto a la cocaína que está liado con su
secretaria, etc. En esta primera sesión todo esto se podría resumir
en el personaje de Roger O' Neill ( Miles Anderson ), miembro del
partido que está constantemente resfriado ( es un adicto a la
cocaína, algo que usará Urquhart para sus propios beneficios ) y
liado con secretaria Penny ( Alphonsia Emmanuel ) a la cual él mismo
usará como “acompañante” de altos miembros políticos, en una
demostración del papel y poder de la mujer en esta serie ( algo que
comentaré más adelante ). O' Neill será obligado a efectuar un
montaje para chantajear al primer ministro a través de su hermano,
con problemas alcohólicos (pero aún así el personaje más sincero
y puro del show), con la compra de unas acciones de una industria
farmacéutica que aumentarán su valor gracias a los trucos de
mercado de Urquhart, a convencer a Penny de que vuelva a salir con un
político ( con el cual acaba en la cama y ese encuentro es grabado,
de cara a un futuro chantaje hacia el hombre ). Este personaje es un
ejemplo de todas las deficiencias del ser humano, un compendio de
nuestros defectos en beneficio del placer rápido e insignificante.
EL Plano: Urquhart
cazando pájaros mientras se cuecen sus planes de venganza.
Y es que la política
parece decirnos el show es un mundo podrido y corrupto, de ahí que
el director inserte numerosos planos de ratas por Londres, en una
metáfora de la sociedad y estamentos de poder retratados. Fijarse en
el plano de la rata que es perseguida por un gato ( la periodista
Mattie Storin que sigue investigando los extraños casos del
parlamento ) y cazada finalmente ( la periodista acercándose a la
verdad); el propio Roger O' Neill es asesinado con ¡¡ veneno de
ratas!!.
LA
MUJER COMO SÍMBOLO DE SUMISIÓN MASCULINA
Pero no solo estamos ante
un thriller político sobre la ambición y la corrupción, sino que
en la introducción de un personaje femenino protagonista como es el
de la periodista Mattie Storin ( Susannah Harker, la cual realiza una
estupenda interpretación, sin acobardarse de su constante cara a
cara con Richardson, o beneficiándose de ello ), lo cual sirve para
introducir un discurso sobre el mundo del periodismo, con la trama
conspiratoria de la investigación de ella ( al más puro estilo Alan
J. Pakula y su seminal todos los hombres del presidente ), hablar del
conocimiento u información como herramienta de poder ( algo de lo
cual se beneficia constantemente Urquhart ) así como una enfermiza
relación amorosa entre Mattie y Urquhart, de elevada concepción
freudiana ( como ella le llama “papá” ).
Y es que la mujer tiene
una gran importancia en la serie, a pesar del protagonismo cuasi
exclusivo de Richardson, como la propia Mattie o un carácter
secundario con un gran poso dramático como es el de la mujer de
Urquhart Elizabeth Urquhart ( una víbora Diane Fletcher, la
cual ganará protagonismo en las siguientes temporadas ) , la cual es
aún más despiadada que el protagonista, actuando desde las sombras
y capaz de ir todo lo lejos que sea necesario para que su marido
consiga sus objetivos; ella es la que lanza a éste a que tenga un
affaire amoroso con Mattie de cara a probar la lealtad de la
periodista ( la cual peca por su sed de gloria y éxito, sinónimo de
poder en su profesión; es tan ambiciosa como el propio Urquhart,
podríamos decir ) y como ella, de manera fría y calculada le dice a
su esposo “ lo entenderé” en cuanto a que él deba
concebir el acto sexual con la joven chica, le da su permiso pues
ella parece ser el único ser humano me atrevería a decir al cual
Urquhart respeta y pide consejo ( como si fuera la Irene Adler de
Sherlock Holmes ).En esta tramalos Urquhart parecen una revisión
actual de La Marquesa de Merteuil y el Vizconde de
Valmont, protagonistas de las amistades peligrosas de Pierre
Choderlos de Laclos en 1782.
El retrato de la joven
Mattie, una periodista joven, inteligente y enérgica, la cual cae en
los brazos de Urquhart tanto por respeto hacia la inteligencia de él
( algo que la hace más inteligente a ella, progresa en su profesión
) como por su hambre de gloria y donde el guión no se acobarda y da
un paso adelante en la descripción de esa relación amorosa que se
entabla entre el político y Mattie, donde ella es una jóven
¿huérfana? A la cual sus superiores no aceptan sus artículos y
acaba llamando a su amante “papá” tanto en la concepción
freudiana del término como en el hecho de que Urquhart le esté
enseñando lecciones de la vida, la hace progresar moralmente y
profesionalmente.
En esta enfermiza
relación podemos hablar también de la importancia del SEXO como
arma para chantajear, como muestra de poder y debilidad del ser
humano: la propia Penny obligada a prostituirse, la mujer del
político que tiene el affaire con la secretaria la cual le dice a su
marido “soluciónalo ya, y dime si tengo que hacerme la prueba
del sida”. Las mujeres parece
ser que son quienes en verdad tienen el poder sobre los hombres,
animales ambiciosos pero controlados por una fémina.
EL diálogo: “
Podría ser tu padre; No sé como llamarte: te llamaré papá “
Así hay que destacar la
importancia de la mujer en el show, y en la sociedad británica por
extensión; es más,la mejor metáfora es que para ostentar el poder
el primer ministro debe ser investido por la reina.....
Más actual que nunca
Urquhart, al cual no podemos dejar de admirar a pesar de sus malas artes, conseguirá su propósito, pasando por encima de todos incluso llegando a mancharse las manos literalmente, como demuestra ese tenso final en la azotea del parlamento, el cual sirve como final cerrado y a la vez cliffhanger ( pues cierta grabadora con confesiones de Urquhart grabadas ha caído en manos de alguien.. ) en otra demostración del gran guión, conciso inteligente y elocuente en su construcción. Uno de los mejores finales de temporada posibles, de una construcción dramática demoledora en sus consecuencias.Eso sí, el personaje saldrá tocado de esa decisión final, algo que repercutirá en su conciencia ( algo explotado en la segunda temporada).
El plano: Urquhart
en su coche camino del número 10 de Downing Street : “ NO me
miréis, no me juzguéis, debía de hacerlo “
El
show es por ello más actual que nunca, tanto por la situación
política que describe y que estamos cada día viendo nuevos
escándalos en los noticiarios, como por sus múltiples logros
artísticos y técnicos: la actuación de Ian Richardson es un
ejemplo de contención dramática y exposición de emociones con una
simple mirada o gesto, acompañado de unos excelentes secundarios,
donde destacaría a las actrices Susannah Harker y Diane Fletcher.
El uso de la ruptura de la cuarta pared es una de las acciones de
puesta en escena más inteligentes tanto en su uso dramático en
descripción de personajes como en la captación de interés del
público y el guión es una pieza de cámara que funciona como un
reloj, lleno de detalles inteligentes, (a)morales y una perfecta
construcción y desarrollo. Una serie a descubrir y disfrutar, además
de ser un show inteligente y profundo.
Esta
misma semana podremos ver como ha sido versionada la serie en Estados
Unidos, con un ambicioso proyecto de Netflix si bien las primeras
críticas no son nada positivas; parece ser que la serie se cree más
buena de lo que es, si bien no quiero entrar en juicios hasta su
próximo visionado y comentario en los primeros días. Su plantel
artístico y técnico me llama mucho la atención, además de contar
con un actor tan solvente como Kevin Spacey, el cual lo tiene muy
difícil superar a Ian Richardson. A ver también si han respetado el
uso de la ruptura de la pared, aunque también vaticinio que no creo
que el show USA sea tan atrevido ni escandaloso en su concepción
dramática, ¿ llegará tan lejos como la ficción británica?
Si
bien ya podría hablar de que ha habido un remake americano de la
inmejorable ficción británica en Boss (2011-12 ) donde
podríamos comparar el retrato que se hace del alcalde de Chicago (
Kelsey Grammer ) y sus malas artes para conseguir seguir ostentando
el poder. Si bien la serie, ya cancelada, es del canal Starz, por lo
que todo lo que es sugerido de una manera elíptica e inteligente en
House of cards aquí en Boss es explotado de la manera visual más
directa posible. Todo lo que es sutilidad en Inglaterra, es
explotación directa en USA.
El cartel de la 2ª temporada de Boss es un ejemplo perfecto de demostración de la falta de sutilidad de este remake inconfeso de House of cards |
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