La vida sin amor no es
vida
ATENCIÓN: El siguiente
artículo contiene SPOILERS, avisados estáis
Pues con este tercer
capítulo ha finalizado esta miniserie de la BBC donde se nos
intentaba dar una línea novedosa en cuanto al sub-género de muertos
vivientes se refiere pero que se ha quedado a medio gas, queriendo
contentar a mucha gente, sin llegarlo a conseguir, aunque con apuntes
interesantes ha tenido como he comentado en las críticas de los anteriores episodios .
Después de la
traumática vuelta de Rick, el hijo soldado de Bill ( líder del
movimiento armado anti-zombie), el cual parece que fue el detonante
del drama de Kieren y su familia…y ahora volverá a serlo, pues su
padre le intenta convencer de que es una amenaza para el pueblo,
aunque los sentimientos de Rick le impidan cumplir con la orden de su
padre. A la vez veremos como explotan los dramas ocultos entre la
familia de Kieren así como la situación con su amiga, la cual lleva
bien su condición de no-muerta pero el sentimiento de repudia hacia
ellos hace que huya buscando la verdad tras las palabras de ese
profeta no muerto.
La serie de Dominic Mitchel ha
pretendido usar la presencia de zombies como herramienta metafórica ( algo ya tópico dentro de ese género y de parte del cine de terror/fantasía/ sci-fi ) para hablarnos de la homofobia, el rechazo a lo extraño o diferente en una pequeña comunidad pueblerina donde la gente se reúne en el pub y en la iglesia, lugares que aumentan el drama "íntimo" de sus personajes. Después de un piloto atmosférico e incluso original en su planteamiento ( las escenas en el centro médico parecen un alguien voló sobre le nido del cuco...con zombies ) en los dos siguientes episodios hemos visto como ese origen se usa como excusa para colocar un drama familiar sobre la pérdida, la incomunicación entre hermanos o un padre y su hijo, o el primer amor (gay, para hacer la metáfora aún más potente ) o crítica al abuso del poder ( en dos estamentos: el religioso y el militar )
Así el show puede acabar siendo considerado a medio gas, pues a los puristas del género que se acerquen a él buscando casquería y gore encontrarán con que apenas hay ( las dos únicas escenas son ese prólogo, luego recuperado en sucesivos flashbacks del supermercado y la escena del bosque con ese padre e hija - la nueva familia tras el Amanecer o apocalipsis zombie - ) mientras que se usa este punto de partida para presentarnos un drama, lugar donde, a pesar de ser nada innovador ( los principales giros dramáticos se ven venir ) no de ja de ser adecuado y bien resuelto
Sabremos que Kieren fue encontrado en el supermercado por su propia hermana mientras éste se comía a su mejor amiga, Lisa, y como ella fue incapaz de acabar con su zombificado hermano a la vez que ese recuerdo no deja tranquilo al parcialmente muerto; irá a confesarse ante la familia de Lisa para decirles que no esperen a su hija, aunque finalmente no podrá quitarles la esperanza a esos dolidos padres... A su vez esa olla de presión que es Bill y su hijo explotará pidiéndole a éste que acabe con la vida de Kieren y como Rick se niega y se quita su maquillaje para demostrarle como ambos son iguales y como acaba la situación; previsible pero no por ello menos eficaz. O la confesión final entre Kieren y su padre, un dramón en toda regla.
Aceptando como eres
Uno de los mayores logros de la miniserie se encuentra en el personaje de Amy, una chica parcialmente muerta que murió joven debido a la leucemia y que no usa maquillaje para aparentar ser un ser humano normal, así como acepta su nueva condición ( ver su forma de hablar directa ). Finalmente debido al rechazo de la comunidad buscará consuelo en las palabras de ese profeta no muerto, el cual le promete una vida normal; la religión como control de las masas, sean vivos o muertos. También aplaudir escenas valientes ( impensables en una serie USA, por ejemplo ) como ese momento de ¡ necrofilia! con Amy y el joven trabajador de la comunidad.
Así la miniserie funciona mejor en su vertiente dramática que en su explotación/uso del género, con un guión sencillo y directo ( las series inglesas funcionan bien en distancias cortas: los tres episodios bastan para lo que quieren contar sus creadores, sin alargar ni perder la tensión y ritmo en rellenos; si no que se lo digan a la tercera temporada de The Walking Dead ) donde se ve venir los giros de la trama aunque no por ello dejan de funcionar si bien el introducir la homosexualidad parece algo forzado e innecesario casi. Además también criticar la música, no por su calidad sino por lo machacona que resulta, algo demasiado evidente en este episodio final, adornando de manera panfletaria los instantes más dramáticos.
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