Hace unos años sorprendió en Sitges 2011 una
cinta de origen mexicano que usaba un tema espinoso ( el canibalismo ) para
realizar un film dramático con cierto contenido social sobre la situación del
país centroamericano en la actualidad. Ahora solo dos años después nos llega el
remake de Somos lo que hay ( Jorge Michel Grau, 2011 ), We are what we are es una aproximación directa al American Gothic
siendo fiel al relato original pero dando una nueva mirada, insertando la
historia de la familia al tradicional cine americano de los años 70 en un
relato lento, frío y áspero.
Conoceremos a la familia Parker formada por el padre
(Bill Sage ) y la madre ( Kassie Wesley DePaiva) , las dos guapas hijas Rose ( Julia Garner ) e Iris ( Ambyr Childers ) y
un niño pequeño, Rory (Jack Gore ) . Durante una época de ayuna previa a cierto ritual extraño conocido como “ el día de la Oveja”, la madre
caerá enferma y morirá, dejando la celebración de ese ritual tradicional
familiar a la hija mayor, la cual comenzará a expresar rechazo ante el mismo.
También conoceremos al doctor Barrow ( Michael
Parks ) quien se encarga de la salud de la familia, a la vez que busca a su
hija desaparecida años atrás.En el reparto también encontramos a Kelly McGillis ( Top Gun; único testigo ).
La cinta está dirigida por el australiano Jim
Mickle, autor de la muy interesante ( e inédita en España, a riesgo de equivocarme
) Stake Land el cual como ya hemos dicho dirige una nueva versión con apenas cambios pero insertada dentro de esa tradición de
terror clásico yanqui como es el American Gothic,
introduciendo el tema del fervor religioso que domina al progenitor de la
familia. El ritmo de la cinta es muy lento, expositivo y tranquilo teniendo una
mejor primera parte donde la sugerencia es el mejor arma para su director: el
prólogo donde asistimos al fallecimiento de la madre, como el niño pide comida,
los relojes que colecciona el marido, la vestimenta clásica que visten las
hijas…. El director evita detalles escabrosos ni excesos visuales y consigue un
relato muy bello gracias a la estupenda fotografía de . Cuenta también con una estupenda dirección
e actores destacando a los miembros de la familia, así como un muy comedido
Michael Parks, lejos de su fuerza expositiva
dramática ejercida en Red State ( Kevin Smith, 2011 ) , premiada aquí en
Sitges’2011. Así vemos como el mayor
terror procede de los excesos de las creencias y de cómo las nuevas
generaciones rompen con las tradiciones centenarias ( ilustradas con dos
estéticos flashbacks que no entorpecen la acción ), como el mayor peligro está
dentro de las pequeñas comunidades, del propio grupo familiar. Pero mediado el
relato la parte criminal ( muy floja ) se hace patente y el film cae en una
parte irregular hasta llegar a un clímax que echa abajo todo lo conseguido en
la primera parte de la cinta y donde la sugerencia deja paso al exceso visual y
la entrada de un gore muy físico. La idea final es estremecedora, como las
hijas finalmente abrazan su destino por herencia familiar y se hacen propia la
figura del padre pero la llegada a ella es desigual.
Una pequeña corrección a tu crítica: México es un país norteamericano, NO centroamericano, un poco de geografía no vendría mal.
ResponderEliminar