jueves, 23 de enero de 2014

(Cine) ( Crítica) A propósito de Llewyn Davis

La cara B del sueño americano

 


Después de ganar el Oscar al mejor director, película y guión con su modélica pero impersonal entrada en el mundo del escritor Cormac McCarthy con su adaptación de no es país para viejos ( 2011 ) y su remake de un antiguo film protagonizado por John Wayne, Valor de ley, ahora  podemos decir que la pareja de hermanos y su peculiar universo está de vuelta, con inside Llewyn Davis tenemos a los verdaderos hermanos Coen, esa pareja que dicen uno dirige y el otro produce aunque a la postre trabajen juntos. Su último film fue premiado en Cannes ( como no, y merecidamente: ganó el gran premio del Jurado ) y ahora ha sido ignorada en los Oscars; da igual premios ( o no, de cara a la carrera comercial de la cinta ) aquí podemos disfrutar del arte de esta pareja de hermanos.



 

Y lo hacen con una historia donde se profundiza en el origen de los cantautores y la música clásica americana, a través de la figura de un perdedor y desconocido Llewyn Davis ( un soberbio y transparente Oscar Isaac, en el papel de su vida, tan acertado en su interpretación como cantando ), un cantautor que formaba parte de una pareja musical pero cuyo compañero se suicido ( "¿ que raro que se tirara por el puente George Washington cuando todo el mundo lo hace desde el de Brooklyn?" ) y malvive a través de pequeñas actuaciones en clubs y durmiendo en el sofá de compañeros de profesión o amigos. Con un agente de edad avanzada ( el cual tiene como hobbie acudir a los funerales de sus amigos ) y amigos como  Jim ( un muy correcto Justin Timberlake ) quien es pareja de Jean ( la preciosa Carey Mulligan ) a la cual deja embarazada ( o cree haberlo hecho ) o Al Cody  ( Adam Driver, Girls ), Llewyn vivirá un sinfín de aventuras en su negra vida.

 


Los Coen nos cuentan como el origen de maestros como Bob Dylan tienen un origen en esos cantantes oficiosos pero sin éxito que pasaban su tiempo en esos oscuros clubs ( ¡que gran fotografía, a veces rozando el blanco y negro, otras onírica y fantasiosa como la propia cinta, de Bruno Delbonnel ! ) con un relato que conecta de manera no oficial con sus otros films “musicales” como son Oh Brother y el gran Lebowski, y gracias a su mirada y a la orientación del productor musical T. Boone Burnet ( quien se encarga ahora de la bso de la serie de HBO True Detective ) consigue un documento realista y honesto de esos años; así la cinta se abre y cierra con un entonado Isaac interpretando de manera sentida o los números musicales, cinco o seis durante los escasos 100 minutos de duración donde los Coen demuestran respeto por esa música. Llegando más lejos, ver la escena que cierra la película, donde, en un plano secundario, asistimos a la actuación de cierto músico más tarde conocido como Bob Dylan…. También destacar ese momento donde Davis ve como su carrera artística se ve resumida en una caja con los discos no vendidos, algo que también le sucede a Al Cody.
 

 

A su vez la historia está impregnada del humor típico de sus autores, como ejemplo ese gato robaescenas, de nombre ( no es casualidad…) Ulises que continuamente se escapa y aparece, como una metáfora del cantante que parece no encontrar sus sitio; el pasaje donde viajan en coche hasta Chicago acompañado del silencioso Johnny Five ( Garreth Edlunm ) y   Roland Turner ( John Goodman ), fotografiado con un aire fantasioso que conecta la cinta con otro relato negro y profundo como fue Barton Fink ( 1991 ).  Los Coen también recuperan el uso de líneas rectas ( los travellings que siguen al gato por el piso; el viaje en coche ), también característico de sus cintas anteriores, a la vez que su peculiar mezcla de géneros ( comedia, drama, cine musical ).

 


Pero Llewyn Davis también es la propuesta más accesible de los hermanos Coen, dentro de su profundidad y eso es gracias al dibujo de su personaje protagonista y a la encomiable labor de Oscar Isaac, quien aquí se ha topado con el papel de su vida y lo hace en una creación que se une a la de otros perdedores o asociales como Barton Fink, Norville Barnes, Everett McGill, Ed Crane o El Notas y del cual los Coen nos dan una mirada tan tierna como desesperada ( la de cosas que le pasan al pobre Davis, quien no tiene un lugar donde vivir, ni un abrigo para resguardarse del frio, como debe usar su dinero para pagar un aborto y enterarse de rebote que es padre…años después…) en lo que lo aleja de la mirada más cerebral con la que eran descritos los personajes antes mencionados ( quizás con la excepción del sinpar Notas) y lo acercan más a la audiencia.

 


En su conclusión Inside Llewyn Davis nos muestra como, tras los nombres populares, siempre hay voces y personas que han abierto ese camino. De momento, además de disfrutar de la música, la labor desempeñada por sus guionistas y directores y su fabuloso protagonista, y esperar que la pareja de hermanos siga trabajando junta durante muchos más años y no se separe, como le pasó a Llewyn Davis….

2 comentarios:

  1. He escuchado todas las críticas hacia el cine de los Hermanos Coen, y me puse a ver sus películas, sin embargo, me parecen todas tediosas y aburridas, sin gracia, y con una historia que quiere ser contada, pero sin embargo sólo narran un montón de cosas dispersas, sin llegar a nada, podrán pensar que soy un inculto por no entender su obra, pero me parece, y quizá me equivoco, los Hermanos Coen están muy sobrevalorados, no desestimo que tienen buenos guiones, fotografía, atinadamente esa comedia sutil y la constante tragedia y miseria de sus protagónicos, que dehando a un lado eso, sus personajes me parecen a veces íntimos, pero en conjunto, no comprendo las críticas positivas, pues son verdaderos somníferos.

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  2. Excelente historia, i ntensa y agridulce, día a día de un músico que conoció tiempos mejores y que a pesar de un presente y futuro nada halagüeño persiste en no perder su esencia, bien podría ser la historia de tantos artistas que quedan en el camino.

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