Un film de época que adapta la novela
homónima de Ron Rash donde se cuenta una
gran historia de amor y poder con dos de las estrellas más ascendentes de los
últimos años como son Jennifer Lawrence
( quizás la actriz con más carisma de la actualidad : saga los juegos del hambre, winter’s bone, el lado bueno de las cosas )
y Bradley Cooper ( la citada el lado bueno de las cosas, los guardianes
de la galaxia, su próximo film con Clint Eastwood de director : el
francotirador ) que ya habían trabajado juntos anteriormente con mucho éxito y
a las órdenes de una directora europea, Susanne Bier, con unos trabajos harto destacables como Hermanos ( 2004), after the wedding ( 2006 ) o la oscarizada in a better world ( 2010 ) ; toda esta unión de talentos debería
dar una película muy destacable y a tener en cuenta, pero todo lo contrario:
Serena resulta ser una historia previsible, aburrida y muy mal llevada tanto
por sus actores como por su guionista y la propia dirección, plana y vacía.
Nos situamos en el año 1929, en las colinas
de California, donde el magnate George Pemberton ( Bradley Cooper ) está haciéndose de oro
gracias a la tala de árboles, si bien cuenta con la oposición de una parte de
la sociedad personificada en el personaje del sheriff McDowell ( Toby Jones ) los cuales quieren
construir un parque natural. El personaje también sueña con poder viajar a
Brasil donde tiene compradas grandes extensiones de tierra y cazar a una
pantera ( ¡! ) como finalidad en su vida. Pero todo dará un vuelco cuando
conozca a Serena ( Jennifer Lawrence ), una chica sin familia que conoce la
vida de los aserraderos y parece actuar como un hombre con su actitud dura y
poderosa. Ciertos giros dramáticos unidos a la lucha por mantener el negocio
harán que las hermosas colinas sean testigo de la perdición de sus intrusos.
Toda esta unión de factores en su parte
artística debería proporcionar una cinta dramática y poderosa pero este film
aún no se ha estrenado en Estados Unidos, a pesar de la notoriedad de sus
protagonistas, y nos llega con varios años de retraso a nuestro país y tras el
visionado se entiende: estamos ante una historia mil veces vista, mal
construida donde sus actores nos ofrecen sus peores trabajos hasta la fecha,
incluso se desaprovecha a secundarios que siempre responden bien como son Toby Jones, Sean Harris o Rhyan Ifans (
quizás lo más destacable del reparto ) y donde su directora no sabe como dar
interés a este previsible drama con una dirección plana y sin fuerza.
Un relato de poder, ambición y mal de amores
que construye personajes antagónicos con los que no se puede congeniar pero
tampoco entender: Bradley Cooper poco puede hacer con su personaje de magnate
ambicioso que lo perderá todo por amor pero el caso de Jennifer Lawrence es
incomprensiblemente desestabilizador con una interpretación horrible donde no
sabe dar entidad a su personaje y en sus momentos más dramáticos cae en una
sobreactuación que ahuyenta al espectador. Además la construcción dramática de
los protagonistas no tiene lógica interna: el personaje de sueña con poder vivir y trabajar en un
hábitat natural virgen pero su negocio es el de destruir dicha naturaleza
mientras que el de la presuntamente dolorosa y afligida Serena decidió no
querer a nadie debido a su trágico accidente pasado pero acaba perdiendo la
cabeza porque no podrá tener hijos ( sic ); no solo es que los actores sepan
que hacer con estos papeles, tan mal escritos y desarrollados. Sumar la pérdida
de química entre los propios actores, que tan bien funcionaron en el lado bueno de las cosas ( David O. Rusell, 2013 ) y el resultado es
negativo.
El trabajo de Susanne Bier tras las cámaras
no ayuda pues no sabe sobrepasar la historia tan floja a la cual en ningún
momento le sabe imprimir fuerza más allá de ciertos planos aéreos para
demostrar la belleza del entorno donde se sitúa la acción; incluso momentos más
aparentemente resaltables como lo que atañe al personaje de Ifans y su profecía
o ese final con presuntos aires místicos que debería dar un final mítico al
protagonista se desaprovechan. No sabe construir bien las escenas de tensión . A
eso hay que sumar la pésima labor de dirección de actores y la banda sonora de
, que empieza siendo melódica para acabar siendo casi tan tediosa y pesada como
la propia historia. Desde luego la cinta está muy por debajo de los trabajos
anteriores de la directora de origen danés y demuestra como una vez más un
interesante director foráneo pierde su punto de vista y calidad en su marcha a
trabajos norteamericanos ( no es la regla usual, pero se suele cumplir este
hecho)
Serena se queda en un quiero y no puedo, una
unión de talentos desaprovechados en una historia totalmente previsible y por
ello aburrida, un paso atrás de sus actores y una cinta para (no ) ver y
olvidar.
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