Vemos la entrada en prisión de Eric, como
rápidamente se prepara un arma casera y la esconde, así como ya confraterniza
con sus compañeros de cárcel, teniendo rápidamente altercados con varios debido
a su actitud violenta y desafiante, como si quisiera marcar su terreno antes de
ser comido por los mayores. Pero también veremos como se acerca a él un preso,
que resulta ser su padre, Neville Love ( Ben Mendelsohn, Killing them softly y ahora de moda gracias a la serie de Netflix Bloodline ) : un ser igual de violento y al cual no ha conocido
fuera de la cárcel, es más, el propio Eric asegura no tener madre y el
encuentro con su progenitor se produce tras las cuatro paredes donde ambos
están encerrados. Mientras vemos como funciona la prisión, con una jerarquía
entre sus presos, Eric entrara en contacto con OLiver Baumer ( Rupert Friend, Homeland ) quien
dirige un grupo de apoyo a presos de cara a apaciguar si violencia y mediante
el escuchar a esas personas y el uso del diálogo como arma para solucionar los
problemas, algo no muy bien visto entre los dirigentes de la prisión como entre
otros presos.
Starred Up podría ser otro drama carcelario
más pero gracias a la labor de su guionista, Jonathan Asser ( quien fue
terapeuta en una prisión durante 12 años ) en su primer guión, y la mirada de
su director nos encontramos con un duro relato que nos revuelve las entrañas y
a la vez nos conmueve en esa historia paternofilial; en un momento pasamos de
la violencia que se huele en la prisión a conmovernos con ese primer
acercamiento entre padre e hijo, dos seres separados sobretodo por su carácter,
incapaces de entenderse mediante el habla pero sí con sus salvajes actos. Dos
personas marginales que no tienen sitio entre la sociedad pero sí dentro de ese
encierro, incapaces de socializar. La descripción de los personajes es muy
directa, sabemos algo de ellos debido a diálogos ( como la infancia llena de abusos
de Eric ) tan o más duros que la propia historia; “ se la quería meter a tu madre por detrás pero me equivoqué y saliste
tú “, le dice a su propio hijo, pero gracias a la dirección de actores,
todos ellos soberbios, conocemos a estos personajes, todo lo que han sufrido y
vivido y su día a día.
El punto de vista del guion no deja títere
sin cabeza pues tanto como se esfuerza en describir la vida en prisión ( de una
manera encomiable y muy directa, algo que entiende a la perfección su director
) no duda en colocar a sus personajes como una metáfora de la decadencia de la
sociedad actual, donde las propias acciones de sus miembros dan al traste con
su funcionamiento racional; pero tampoco duda en criticar a las altas esferas
en el poder, capaces de simular suicidios para aquellos presos que dan muchos
problemas – terrorífica la secuencia del intento de asesinato de Eric,
potenciada por el tono rojizo de la excelente
fotografía de Michael McDonough - o de destrozar programas sociales de
reinserción como el de , sin ningún tipo de esperanza en esas personas sobre
las cuales piensan tiene poder.
El relato es otro ejemplo de la perfecta
narración del director David MacKenzie, quien debutó con el thriller Young Adam
y luego dirigió la espléndida ( e inédita en nuestros cines) perfect sense,
un relato tan tierno como aterrador sobre un apocalipsis que va mermando los
sentidos uno a uno de la población mientras una pareja descubre el amor; una
verdadera obra maestra a reivindicar. Ahora con Starred Up no trae un relato
igual de triste y tierno a la vez, donde consigue dentro de una historia
salpicada pro la violencia física y verbal – ojo con el vocabulario del film,
lleno de tacos y un argot , complejo de seguir – contarnos la comprensión de
dos seres destinados a conocerse y entenderse. Una historia de personajes,
llena de momentos brillantes en su concepción – los variados asaltos a Eric, la
secuencia del gimnasio o las charlas del grupo – que se potencia por la labor
de sus actores, desde Ruper Friend, quien demuestra su talento al expresar con
su mirada triste y abatida como su esfuerzo por encaminar a esas personas no
obtiene respuesta ( la escena del lavabo con el director de la prisión ), como
el padre de Eric, quien se cree superior al resto – más que nada, porque lleva
toda su vida entre rejas – pero sus violentos y reales sentimientos saldrán a
la luz cuando vez que su hijo no lo necesita para sobrevivir; o Jack ,
auténtico motor narrativo del film y que aquí alcanza su mejor interpretación
después de sus papeles en Skins, This is England o ese survival “revolucionario
“ que es ‘ 71: su actuación, tanto física como verbal es ejemplar con un
personaje repulsivo por su actitud pero que acaba haciéndolo humano y
comprensible, sacando varias caras para un personaje que podría haberse
escapado fácilmente pero que acaba siendo cercano; esa mirada final y el seco
diálogo encumbra aún más una película directa, necesaria y valiente.
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