Vuelve Woody Allen con su cita anual, fiel a
sus premisas para alegría de sus fans. Uno de los más ilustres directores
neoyorquinos por excelencia, junto a otros como F.F. Coppola o Martin Scorsese
y que, debido a la recepción más positiva de sus trabajos fuera de su país, le
ha llevado a una aventura europea por diversas capitales europeas, con
resultados muy desiguales. Influenciado de manera clara y asumida por cineastas
europeos como Ingmar Bergman, el director norteamericano ,por momentos alejado
de su calidad media más que contrastada, Allen nos ha dado cintas excelentes
que rozan la maestría como Match Point o
Midnitht in Paris ( Oscar al mejor guión original ) o Blue Jasmine,
cintas simplemente correctas como Scoop, el sueño de Csandra o directamente mediocres como Vicky Cristina
Barcelona ( con un incomprensible Oscar para Penélope Cruz incluido ). Su
última aventura es Magic in moonlight, la cual podemos colocar fácilmente en un
punto intermedio de ese grupo calificativo. Después de una gran película toca
una correcta o directamente floja, en este caso estamos en un punto intermedio
pero con más aciertos de los que afloran a primera vista.
Stanley
( un excelente Colin Firth ) es un
mago “ racionalista “ que trabaja bajo
el disfraz de Weing Lee Soo y que será alertado por su amigo de que una médium,
Sophie ( una radiante Emma Stone )
está sacando el dinero a la gente acaudalada de la familia Catledge, encabezada
por la madre, Grace ( Jackie Weaver,
Animal Kingdom ), incluso se ha comprometido con el hijo, Brice (un divertido Hamis Linkater , The Newsroom ). El mismo, que es ateo en cuanto a
la creencia de ese Más Allá, dejará su aparente perfecta vida laboral y marital
para desenmascarar a ese fraude pero quizás sus creencias sean debatidas…..
El último relato de Allen es una simpática y
sencilla historia de amores y desamores, donde se usan temas ya tratados por el
director y guionista como la presencia de la magia y los Médiums, con el Más
Allá de por medio ( Alice, La maldición
del escorpión de Jade, Scoop ), el debate de su protagonista por no aceptar
esas creencias que el mismo rehúsa así como la belleza de sus imágenes en un
relato de época, engrandecidas por la
labor en el vestuario de Sonia Grande y la calidad luz de tonos otoñales de Darius Khondji, el cual consigue una de
las cintas más elegantes y bellas del director, a la altura de su anterior Midnight
in Paris.
Eso son motivos que engrandecen una de por sí
muy simple historia donde al inicio de la misma se puede intuir fácilmente cual
será el final de la propia historia, incluso el momento del primer giro
dramático es demasiado forzado o repentino, pero que gracias a la labor de unos
actores en estado de gracia, como suelen ser los trabajos actorales con Allen,
salvan esos escollos. Ahí tenemos a los protagonistas, con unos enormes Colin
Firth y Emma Stone, ambos brillantes como el testarudo y serio mago que no
tiene fe en unas creencias diferentes de las suyas y no acepta el plan bajo el
que cae ( cuando él mismo se dedica a
engañar a la gente ) y Stone como una sencilla chica que se dedica a lo que se
dedica por poder subsistir si bien “odia” esa clase acomodada ( ver sus miradas
ante las patéticas canciones que le canta su rico prometido ). Rápidamente se
establece una irrompible química entre ambos actores, destinados a no
entenderse y ser polos opuestos ,con un final esperado que se viene arriba
gracias a la puesta en escena de Allen, quien con un golpe de genio resume ese
final con la repetición de un sonido venido del otro mundo; un punto y final
para dejarte con una sonrisa en la cara en un film tan simpático y sencillo
como intrascendente pero que demuestra lo bien que su director y guionista
dirige actores y escribe diálogos; ojalá otros estrenos tuvieran estas notas
positivas….
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