viernes, 25 de marzo de 2016

[Crítica] Batman V Superman: el amanecer de la justicia

En busca del tiempo perdido



No quisiera llevar a engaño. Bruce Wayne no siente el olor de una madalena recién hecha por Alfred y recuerda con nostalgia los años en que todo era más sencillo y el mundo menos cruel. Aunque la película empieza con un pequeño deje metafórico (tras mostrar de nuevo el asesinato de los padres de Bruce1), y vuelva a ello en un par de ocasiones a lo largo de sus 150 minutos, Zack Snyder decide tirar los dioses al barro, ensuciarlos, arrastrarlos, torturarlos y, finalmente, elevarlos en un espectáculo fastuoso de destrucción y cgi. Tan poco sutil como tremendamente entretenido. 

No puedo encontrar más justificación para ello que este mantra: es Zack Snyder, tómalo o déjalo.

Para poder disfrutar de semejante mejunje orgiástico se deben dejar de lado expectativas y concepciones previas. Empezaré reconociendo que no soy el más digno lector de DC. Por algún motivo, más relacionado con el azar que con la elección personal, he sido mucho más asiduo a Marvel, tanto en número de personajes seguidos como de sagas leídas. En cuanto a DC, admito ser un fanboy de Batman bastante repelente, no tanto de Superman, de quien tan sólo me he acercado a los arcos principales, que no son pocos, y esporádicamente a algún que otro héroe. Aun así creo tener suficiente bagaje para conocer a medianamente bien a estos personajes y ver en el film algo más que un ténue reflejo de ellos: el Superman de El hombre de acero (al que Henry Cavill sigue dando vida con notable convencimiento), novato, perdido y aislado ha crecido lo suficiente para darse cuenta, como todo hijo de vecino, que ni el mundo irá a mejor ni la gente se volverá más simpática; ese medio hostil al que, en última instancia, como cualquiera de nosotros al volver a casa por Navidad, no puede evitar amar pese al duro peaje que ha de pagar. Superman sigue siendo ese héroe honrado y honorable, pero con una concepción taciturna de su responsabilidad que poco o nada hace para empatizar con el público, adaptado a unos tiempos donde la inocencia ha sido borrada de un plumazo. Si en su concepción inicial sus ideales encarnaban los de Estados Unidos en el auge del siglo XX, democracia, justicia y libertad para todos, el Superman del universo cinematográfico impulsado por Snyder es una reverberación del mundo actual: menos dado a idealismos, más dispuesto a desconfiar del otro, de amigos que ya no se diferencian tanto de un enemigo cuya perseverancia es inapelable.

¡Y qué decir de Batman! Es más que evidente que el nuevo Batman que nos presenta Warner le debe unas cuantas lecturas a Frank Miller. El Batman de Ben Affleck —sobrio y funcional, notable, cuyos problemas de definición2 se deben más al guion que a su interpretacion— es un hombre maduro, bregado en muchas batallas, amargado y con muchas pérdidas a sus espaldas. Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más interesantes que se intuyen en el film son los detalles de su pasado, las consecuencias fatales y visibles que componen una de las decisiones más inteligentes de cara a engrosar el universo expandido de DC: no cerrar las puertas a ningún marco temporal. Se vislumbra mucho para contar entre esas sombras, trajes profanados y edificios destruidos.


Y precisamente, la necesidad de establecer un marco temporal extenso, que abarque pasado, presente y un amplio futuro, es la losa más grande que soporta la película. Soy bastante reacio a comparar este film con los realizados por “la competencia”, me niego a entrar en este juego de fans con demasiado tiempo libre y escasa capacidad de abstracción, pero es innegable que la idea central del film, presentar a un grupo de héroes unidos luchando contra un mal mayor, surge de una urgencia creada por el éxito de la propuesta de Marvel3 . La idea puede resultar excitante, pero la ejecución es, por momentos, paupérrima, acelerada y caótica. Desconozco cual habrá sido la aportación de Chris Terrio a la estructura final del film, pero hay una diferenciación exagerada entre la necesidad de caracterizar con solvencia los dos ejes centrales de la saga, y construir una débil trama  que se desentiende  casi totalmente de ellos, conducida por Lois Lane (Amy Adams, con su piloto automático), que ejerce de ancla y guía de la historia y poco más, y por Lex Luthor, en una nueva encarnación que se aleja del carácter paródico que le proporcionaron Gene Hackman y Kevin Spacey para convertirlo en una mezcla discordante de Zuckerberg rabioso y Joker desganado. Desconozco porqué Jesse Eisenberg , el teóricamente, mejor actor de todo el filme, ha acabado realizando un personaje tan ridículamente mal explicado a la par que divertido. Sus discursos rimbombantes proporcionan unas dosis de surrealismo brillantes que, por momentos, acercan la narración del filme al más descocado Takashi Miike. En el peor sentido. Las aportaciones a ese nuevo y publicitado universo expandido oscilan entre lo valiente (cuanto más se aleja de realismo), lo agradecido (Gal Gadot como Wonder Woman proporciona una sorprendente estabilidad al conjunto, pese al escaso tiempo para presentar y desarrollar a su personaje) y lo directamente ridículo: una suerte de teasers trailers introducidos de forma torpe gracias a una solución de guion gastada. Y ahí lo tenemos, un refrito de ideas y tramas que ni los guionistas han podido depurar ni el director ordenar. Ideas excelentes se mezclan con incoherencias sangrantes que condicionan a los dos personajes principales: ellos deben ser el bastión incólume de este mundo, pero sus cambios de actitud son tan bruscos que aceptar la justificación brindada es tarea ardua.
El aspecto visual es de un arrebatador que destroza mundos. Literalmente. Adoré la fotografía de Larry Fong (habitual de Snyder, que pese a ello no se ocupó de rodar El hombre de acero), oscura y densa, desaturada y contrastada al límite, consiguiendo algunos planos dignos de las mejores páginas del cómic… hasta que se decide llenar (perdón, atiborrar creo que es el verbo más apropiado) la pantalla de cgi, explosiones, rayos y centellas. Ojo, no pretendo criticar este aspecto. El estilo visual que el director ha escogido para la saga ya está asentado: se le puede haber ido la mano, pero el amigo Zack es tan poco sutil con las acciones de sus personajes como con la contención del departamento de efectos especiales. Para muestra: sus explosiones, de una textura casi líquida, plúmbeas como lava y, diría que con un etalonado diferente del resto de la cinta. 


Considero importante tomarse todo el asunto con cierta perspectiva, en concreto, encuentro francamente interesante ver esta nueva adaptación como un multiverso más. Ni las adaptaciones de la casa de las ideas son tan fieles ni las de DC tan deshonrosas. Si queréis indignaros con algo hacedlo con el calvario opresor que pasan las hermanas de Mustang, o la enfermiza burocracia hipócrita de la India que sufre el profesor Narayan en Tribunal. A riesgo de resultar irritante, repetiré lo mismo con que finalicé la crítica de la segunda parte de Los Vengadores: los cómics van a seguir como están, igual de cojonudos, igual de intensos, igual de menospreciados y minusvalorados por una muchedumbre de ingratos perdonavidas que no se han acercado a uno en su vida. Leedlos.

1 Muerte de los padres de Bruce 3 – Muerte de los padres de Peter 2; chúpate esa, Marvel.

2 Tenemos presente el sempiterno debate sobre Batman y su moral. ¿Pretende ser el Batman más clásico, con un profundo sentido moral que lo lleva a no matar jamás? (Aunque dentro esa línea lo ha hecho en más de una ocasión). ¿O es el Batman de Frank Miller, hastiado de todo, incluso de sus propias reglas? Dicho esto, la película no aborda el tema en ningún momento, no se cuestiona, ni siquiera lo hace Alfred, que suele ser el contrapunto consciente de Batman, sus actos. Para ello mejor dirigirse, citando de nuevo a Frank Miller, a la segunda temporada de Daredevil, donde el tema se vuelve más importante que nunca.

3 Nadie ignora que esta necesidad de crear un universo cinematográfico en DC está condicionada por el éxito de Marvel en este aspecto, conseguido a lo largo de varios años con películas de tono muy distinto. Por mi parte, lo considero un debate estéril.


2 comentarios:

  1. Simplemente genial, entendible reveladora . Lo que se podía esperar de un caballero oscuro. Ya volveré a ver este finde

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  2. Mejora con creces la también buena pero más infantil saga de Marvel

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