lunes, 17 de diciembre de 2012

(Crítica) Ted

My wonderful motherfucker Little bear



Debut en la dirección de Seth McFarlane, prolífico creador de series de animación de éxito como Padre de familia, su spin off The Cleveland Show o American dad, así como cantante y actor ( de doblaje: varios personajes en sus series animadas o Hellboy 2 de Guillermo del Toro así como la voz de Ted en este film).

McFarlane ( próximo prsentador de la gala de los Oscars; que ganas de verlo ) nos regala un relato donde tratamos el peterpanismo de una generación neoyorquina de treinta y tantos (algo que ya cité en mi recienteopinión sobre amor y letras de Josh Radnor), con una historia de amistad, amor y (in)madurez, con la sorpresa de que el eje de la misma es un oso con vida propia, Ted.

John Bennett ( Mark Wahlberg ) es un niño sin amigos que desea una noche que su osito Ted reciba vida propia y ser siempre amigos, lo cual, milagrosamente , ocurre y Ted y John se convierten en uña y carne; pero el precio de la fama hace mella en Ted, el cual se vuelve adicto al alcohol, las fiestas y las drogas ( en un mordiente apunte sobre la fama, uno de los varios que hay a lo largo del relato ). Pasados unos años, Jesse tiene un trabajo insignificante en una empresa de alquiler de coches, mientras dedica su tiempo libre a fumar hierba y beber en compañía del oso. Pero entonces conoce a Lori( Mila Kunis, quien dobla a personajes en padre de familia ), una chica que trabaja en un cargo en una empresa dirigida por Rex ( Joel McHale, protagonista de esa comedia de culto que es Community ) ,el cual no para de lanzarle los tejos  y entabla una relación con ella. Pero llegará un punto en que ella, esperando el paso adelante en su relación, le ponga un ultimátum: o ella o Ted; ¿ John madurará o seguirá “perdiendo” el tiempo con Ted? Un trabajo en un supermercado, con ascenso incluido, un secuestro, una fiesta loca en compañía de Sam J. , protagonista de Flash Gordon son otras partes de la historia.


McFarlane, en un debut estimable, nos trae una comedia generacional y romántica, donde rinde homenaje a ídolos ( Steven Spielberg: los pósteres que decoran la habitación del protagonista en varios momentos de su vida, como en busca del arca perdida o Jurassic Park ) o a sagas como su reconocido amor por la Guerra de las galaxias ( el politono en el móvil con el tema de Darth Vader; la escena donde acuden disfrazados a ver Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma ), llena de humor negro con constantes referencias a sexo y drogas; mantiene un buen tiempo narrativo en la comedia con una mezcla de humor verbal y visual, muy en la línea de padre de familia ( a la que hay una referencia/homenaje directo ) pero sin necesidad del ritmo alocado de la ficción animada que respondió al éxito sempiterno de los Simpson. Destaca asimismo el uso de una banda sonora clásica ( McFarlane es también , como ya comenté, cantante que versiona temas clásicos de jazz ), que contrarresta con su humor moderno y no cae en el tópico de plagar el film de temas musicales comerciales.

El apunte más certero, además de la arrolladora personalidad de Ted ( un personaje muy adulto, dentro de una apariencia “infantil” ), es el de la descripción de una persona que creció en los 80 bajo la influencia de sus mitos y parece estar anclado ahí, sin madurar : series como el coche fantástico – presente en otro politono del móvil de John -, películas como las citadas obras de Spielberg o Lucas así como de ese tan inesperado como sorprendente homenaje hacia la cinta de serie B Flash Gordon, con presencia incluida de su protagonista, Sam Jones.




Es tan mala y tan buena a la vez “ ( John Bennett, sobre Flash Gordon )

La escena de la fiesta en el nuevo apartamento de Ted es la catarsis de esta idea: allí veremos como el oso y John conocen a su ídolo de la infancia, su héroe como mencionan, el cual es un actor sin trabajo mayor y adicto a las drogas y el alcohol, obsesionado y anclado en ese personaje que le dio una fama efímera. Esa escena servirá para poner fin a la relación de amor entre John y Kunis, así como la amistad con Ted, romper un mito cinematográfico de la infancia. Nunca un actor se había predispuesto a una imagen tan rompedora para con su propia figura como lo hace Sam Jones, más allá del relato sincero y descarnado de Jean Claude Van Damme en JCVD o la parodia infinita de Chuck Norris en los mercenarios 2 ( Simnon West, 2012). La escena es también homenaje a ese cine y época ochetentero, como la forma de rodar y montar el viaje en coche de Jesse hasta el apartamento de Ted.




Destacar la descripción del entrañable osito Ted, quien pronto descubriremos como un personaje adulto adicto a las drogas, el alcohol y las mujeres, un trasunto del perro de padre de familia y donde también sirve de mucho el trabajo como actor, con su voz, del propio Seth McFarlane ( un pequeño inciso: romper una lanza a favor de los actores de doblaje de films animados y/o creados por CGI pues su labor también es actuación ) quien es un maestro en su trabajo bucal; la mejor muestra, aparte de poder ver padre de familia en VOS, sería su labor como host del primer episodio de Saturday Night Live de este año. Asimismo la trama de su secuestro a cargo del personaje encarnado pro Giovanni Ribbisi sirve para un momento mágico en la línea del cine spielberiano al cual se homenajea durante la cinta.



Una adulta comedia generacional con unas estupendas interpretaciones -destacar también los cameos de Ryan Reynols- Patrick Stewart como el narrador de la historia y  la cantante Norah Jones, con un humor cargado de temas polémicos ( drogas, sexo ) pero sin llegar a la locura y anarquía de Padre de familia y con un encomiable mensaje generacional y un homenaje a la generación de los 80, música y cine incluidos.

EL VÍDEO: Era inevitable que no lo pusiera:

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