jueves, 30 de enero de 2014

(Cine) ( Crítica) Al encuentro de Mr. Banks

La oscuridad tras la luz

 


A priori el proyecto de llevar al cine esta historia era muy interesante por múltiples motivos:  una historia dentro del cine para ver como se gestó un clásico infantil como es Mary Poppins, conocer la personalidad y el choque de egos de sus creadores, P.L. Travers y Walt Disney o el lado oculto tras esa dulce historia, todo un clásico de la literatura. Pero la huella hollywodiense se ha impuesto y lo que podría haber sido un film con varias capas se queda en una pretendida humanista historia sobre el amor de una hija por su padre.

 


Salvando a Mr. Banks nos cuenta la odisea que vivió Walt Disney ( Tom Hanks) quien estuvo 20 años persiguiendo a la autora P.L. Travers ( Emma Thompson ) para conseguir los derechos de su libro Mary Poppins para poder adaptarlo a la gran pantalla  y la dificultad de sacar adelante el proyecto debido a las exigencias y negaciones de la autora australiana . A su vez conocemos la infancia de la escritora, marcada por el alcoholismo y la personalidad de su padre,  ( Colin Farrell ).



 

El film tiene varios problemas, comenzando por el recurso narrativo usado, intercalar momentos del presente donde están intentando adaptar el libro junto a flashbacks de escenas de la infancia de la escritora que remitan a ese pasaje o ese personaje de la obra escrita, el cual encaja en alguna ocasión ( el significado del odio por las peras, o el momento en que la autora recrea un lago en el jardín de los estudios ) pero en otras no, y provoca un ritmo muy desigual en la película. A su vez se deja de lado la descripción de estos “míticos” protagonistas, con una descripción muy superficial de Travers ( homosexual declarada, por ejemplo, detalle no mencionado ) y Disney, del cual lo dibujan como un padre preocupado por cumplir  una promesa a sus hijas ( el adaptar el libro de Travers ) y no declaran nada negativo ( el film está producido por Disney: que podíamos esperar ) como su personalidad o su adicción al tabaco (sugerida en cierta escena donde declara que no quiere que nadie le vea fumando para “ no contagiar malos hábitos “ ) y otros temas como ese pretendido lado oscuro de la historia, donde los cuentos siempre se le pueden buscar un lado psicológico en su concepción y aquí apenas se apunta nada de ello, solo pretende ser una cinta que recree la preparación de esta historia sin profundizar más en ello, buscando la referencia cinéfila sencilla, la creación del guión con  Don DaGradi (Bradley Whitford, El ala oeste de laca casa blanca ) y las canciones a cargo del tándem  Robert Sherman ( B. J. Novak, malditos bastardos ) y Richard Sherman (  Jason Schartzman, habitual del cine de Wes Anderson ), escenas que se quedan en apuntes para el fan de la película y poco más. Pero el film, en su búsqueda de un relato dulce sobre el amor incondicional de una hija por su padre también falla debido a la construcción moral del progenitor, un alcohólico irresponsable que, sí, es capaz de inventar historias para evitar pensar en el doloroso presente ( haciendo que la chispa de la invención surja en su hija ) pero que prefiere beber ante que mantener un trabajo; pero en la película parece que quiera decirnos que esos problemas quedan de lado a pesar del dolor y penurias que provocan, solo porque ama a su hija….Una moralidad mal entendida y muy debatible.  Pocas escenas funcionan en esa fusión de tiempos narrativos, destacaré el momento de la creación de la canción sobre los banqueros y el salto al pasado con el padre de Travers tocando fondo en la entrega de premios de una feria ( muy bien unidas gracias a la canción en ciernes ).

 


Por el contrario esta pretendida humanidad en este relato sí funciona en la relación entre Travers y su chofer, encarnado por un genial Paul Giamatti: ver las escenas que comparten, con comicidad cuando él se dirige a ella con acento extraño al conocerse o realmente emocionantes como la comentada del jardín de los estudios ( donde el apunte emocional/lacrimógeno sí funciona gracias a la química de los actores, así como el montaje en paralelo en el flashback del intento de suicidio de la madre de Travers ). Por el contrario falla todo lo referente a el tira y afloja entre Travers y Disney, el cual es un personaje secundario y donde la labor de Hanks es muy discreta ( el parecido físico con el verdadero Walt Disney y poco más ). En cuanto a las actuaciones destacar a Emma Thompson ( con un acento muy marcado ) y Paul Giamatti, como ya comenté, así como Colin Farrell y Ruth Wilson ( Luther ) como los padres de Travers y esa corta aparición de la tía  ( Rachel ) quien inspiró a la futura Mary Poppins. El trabajo actoral es muy discreto en una cinta que podía dar para lucimientos pero que, debido al guión sobretodo, queda en un segundo plano ( Disney y sus colaboradores son el mejor ejemplo).

 


Salvando a Mr. Banks queda muy por debajo de sus posibilidades, en un relato lleno de posibles caminos y que no decide a entrar en profundidad en ninguno de ellos, buscando la lágrima fácil de manera errónea debido a un mal punto de vista por parte de su director John Lee Hancock, y que acaba siendo más ñoña que esos dibujos animados de Disney que parece ser odiaba P.L. Travers; quiere ser profunda y con múltiples capas pero acaba siendo inconsistente. Quedémonos cantando supercalifragilisticoespialidoso y recordando el libro y dejemos de lado esta pretendida búsqueda del amor paternal.
 

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