miércoles, 29 de enero de 2014

(Cine) ( Crítica) La gran estafa Americana


Engañando a tutiplén ( incluida la audiencia )

 


La gran estafa americana, o American Hustle en sus título original, es tan falsa como los peluquines y los peinados imposibles de sus protagonistas, pero gracias al buen trabajo de su elenco y las maniobras de los hermanos Wenstein, la película se puede considerar la pequeña sorpresa del año, en cuanto a premios, además del definitivo salto del guionista y director David O. Russell de su ostracismo, quien años atrás estuvo “apartado” de Hollywood debido a su carácter y ahora es el director estrella, capaz de conseguir que TODOS sus actores ( DATO: es la primera vez en la historia que dos films en dos años consecutivos son nominados a los principales seis Oscars: película, director, y todos sus actores, tras el lado bueno de las cosas del 2013 y esta American Hustle ) y que sus proyectos salgan sin problemas: ahora tiene entre manos una serie para FOX, sin haber pasado por el piloto de rigor.



 

La historia de su última cinta es un caso real pero tan increíble que no lo parece, de la misma manera que Fargo o dolor y dinero, por poner dos ejemplos ( diametralmente opuestos ) con una trama de engaños y estafas que afectó a ciertos individuos, el FBI y varios políticos durante los años 70. Así la cinta se puede considerar una mezcla de thriller cómico y una historia de amor, un Ocean’s Eleven de “época” ( sin lugar a dudas, la caracterización de los actores, con sus estrafalarios vestidos e imposible peinados, es de lo mejor y más recordado de la historia ), pasado por el filtro visual de un Scorsese, al cual David O. Russell, también autor del guión junto a , intenta emular, sin conseguirlo.

 


Porque Russell intenta copiar a Scorsese, imprimir su energía en el montaje y el uso de la música, pero sin llegar a su nivel; el intento se queda en copia barata, salvada por los actores. Sin ir más lejos, mirar el momento en que el ambicioso ( y poco inteligente ) agente el FBI encarnado por Bradley Cooper casi traspasa el plano chocando contra la cámara al igual que el Max Cady (Robert de Niro, quien tiene un pequeño cameo en la cinta tras su anterior trabajo el lado bueno de las cosas, uno de los pocos papeles decentes del antes sensacional actor italoamericano, y de paso cerrando la unión con Scorsese ) en el remake de el cabo del miedo (1990 ). Además el director no consigue encontrar un ritmo acertado para una cinta que peca de larga ( 135 minutos ) y donde ciertas tramas fallan debido a ello ( la relación romántica entre los personajes de un sorprendente Christian Bale y Amy Adams ). En el año en que el maestro ha vuelto ( ver su fabuloso trabajo en la dirección de el lobo de Wall Street ), O. Rusell demuestra que está influenciado por su trabajo pero no sabe homenajearlo/copiarlo, algo que otros directores mucho más interesantes como Paul Thomas Anderson ( con su obra maestra, OBRA MAESTRA Boogie Nights, sí lo saben hacer ), por lo que su trabajo de dirección aún se resiente más.


 

Pero donde el director sigue mostrando su buena mano es en la dirección de actores, con un grupo de artistas que realizan grandes trabajos y salvan la película. Desde un Christian Bale con un aspecto físico ( esa enorme barriga y calvo ) y una comicidad no esperada pasando por Amy Adams y su fogosa Sidney Prosser  o los secundarios  Jennifer Lawrence y Bradley Cooper ( los mejores de la cinta, sin lugar a dudas ). Así es todo un acontecimiento ver a Bale con muchos quilos de más ( recordar que el actor perdió mucho peso para encarnar al enfermo de la recomendable el maquinista de Brad Anderson ) y con cierto tono cómico, si bien la descripción de su relación con el personaje de Adams y el triángulo amoroso montado con Cooper peca de pesada y reiterativa, algo que afecta al ritmo del film y a la labor de los actores. Por el contrario la labor de los secundarios es digna de alabanza, con una Lawrence que hace de una especie de quilla (algo así como la Sharon Stone de casino, pero mal hablada ) y que nadie como ella suelta esos insultos con tanto arte como la protagonista de la saga de los juegos del hambre y Bradley Cooper, realmente sorprendente como el agente Richie DiMaso habido de poder, el cual se aprovecha de esos pobres estafadores para montar ese “plan maestro” y subir en el FBI; sus escenas cuando está negociando con sus ayudantes mientras discute con su madre ( y lleva puestos rizos ) o las constantes burlas con su superior, encarnado por el siempre genial cómico Louie C.K. Su personaje es la viva personificación de la locura que quiere promover el film, sin llegar nunca hasta el final; destacar escenas como la del árabe que en realidad es un agente del FBI y como no sabe hablar su idioma de origen y sí lo hace el mafioso encarnado por De Niro son un ejemplo excelente.

 


American Hustle es una buena película, un entretenido thriller con toques cómicos y excelentes actores, pero no es la gran película americana del año, como nos quieren vender; al igual que muchas otras películas, la carrera por los premios afecta a la veracidad del film, donde su director coge como esquema la labor de un grande del cine, sin llegar a emularlo bien, y donde el alargado metraje solo se salva por, otra vez, su excelente cast. No os dejéis engatusar por el entretenido guión y las trampas del mismo, dejad la mente abierta y disfrutad de las actuaciones, así American Hustle es más disfrutable.

 

1 comentario:

  1. American Hustle es una buenisima comedia, pues jamas habia visto una estafa tan graciosa.Me gustó mucho com mezcla el drama con la comedia!

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